tag:blogger.com,1999:blog-19233010737738452502024-03-05T19:30:41.596+01:00SamsaraAGARTAM >> SamsaraAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comBlogger43125tag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-57948878773778267352018-10-26T21:12:00.003+02:002018-11-05T10:49:17.540+01:00La húmeda caja gris de cartón. SÁMSARA<div style="-en-clipboard: true;">
Estaba replegada sobre sí misma, con sus brazos abrazando
sus propias piernas y la cabeza recostada sobre sus rodillas.
Se sentía abatida por la soledad y se imaginaba abandonada
en el fondo de una húmeda caja gris de cartón.<br />
<br />
La soledad era un sentimiento que la embargaba profundamente
y secuestraba su ánimo. Era como si una mina oscura,
profunda y desoladora discurriera por debajo de sus pies y,
en cualquier momento, pudiera abrirse para tragársela.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmQ5BcZvlh3G1wEzVgw4pKY41wiT1yXiz38FQ0JTR9YrR5DDuZF1uwfl7AEeTwEyjk0wzl2BDT6Yu87pbmwMzjBGs7eT6I-puwVJZQYEfIory7SbkaW_X6q4-XlhOxw4pgmVRFgHlPQx2Y/s1600/woman-3758052_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1064" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmQ5BcZvlh3G1wEzVgw4pKY41wiT1yXiz38FQ0JTR9YrR5DDuZF1uwfl7AEeTwEyjk0wzl2BDT6Yu87pbmwMzjBGs7eT6I-puwVJZQYEfIory7SbkaW_X6q4-XlhOxw4pgmVRFgHlPQx2Y/s320/woman-3758052_1920.jpg" width="212" /></a>No encontraba un solo momento de paz y armonía, al sentirse
tan abandonada y sola en su lúgubre y triste vida. No pocas
veces había pensado
en acabar con todo y
dejarse a su suerte, bajar
los brazos y dejar de luchar,
pero siempre venían
a su mente sus seres
queridos. No podía dejarlos
ahí, sufriendo.<br />
<br />
Pero, por otro lado, ella
no encontraba salida. No
sabía cómo salir de esa
vida gris, decadente y sin
futuro. No veía cuál era
el siguiente paso, ni se
imaginaba un día siguiente
en el que volviera
a sentir el esplendor del
amor, la dicha y la ilusión
por vivir.<br />
<br />
Se sentía abandonada
por la vida, un cero a la
izquierda para sus guías
y referentes. Incluso,
cuando miraba en su interior, cerrando los ojos en busca de
la figura de Jesús de Nazaret, con quien tantas veces se había
consolado, sentía ese abandono. Ya no encontraba el calor
que otras veces había sentido, cuando le rezaba íntimamente,
en las noches oscuras.<br />
<br />
Sus amigos, aunque la querían, apreciaban y estimaban, tenían
sus vidas, y ella no quería molestarles. Cuando disfrutaba
de su compañía, ella se sentía feliz, pero duraba unas horas.
Luego, cada uno volvía a su casa y ella volvía a sentirse
asolada por el silencio y la carcoma de la soledad volvía, lacerante,
hiriente, a roerle el alma.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsQVemaomOXzlRk_4duSKWMBVfZ0WKGp2zBUtKKqp4dzvUhCbJiaDgoR6jjJExYNMmA6pPHkRwF-AtsCS0IApoj7qopF0fvVHVcj7qNIvyIq6QpinmKYb-1xbEvfSoLjHf9TjCvliIbTt3/s1600/Soledad.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="1024" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsQVemaomOXzlRk_4duSKWMBVfZ0WKGp2zBUtKKqp4dzvUhCbJiaDgoR6jjJExYNMmA6pPHkRwF-AtsCS0IApoj7qopF0fvVHVcj7qNIvyIq6QpinmKYb-1xbEvfSoLjHf9TjCvliIbTt3/s400/Soledad.jpg" width="400" /></a></div>
Así se sentía ella, abandonada, como en una húmeda caja gris
de cartón. Y nada podía hacer para no sentirse así. Miraba a
su alrededor y no veía a nadie. Solo un espacio gris y húmedo.
Inspiró, levantando la cabeza, cogiendo una bocanada de
aire frío y denso. Expiró lanzando el aire cálido que salía de
ella. Volvió a repetir varias veces. Inspiraba el aire frío y denso
y expiraba el aire cálido y ligero.<br />
<br />
Y se dio cuenta. Estaba sola, pero era la dueña de su soledad.
Se sentía abandonada, pero ella podía confortarse y acompañarse.
La simple idea le dio un punto de esperanza. Quizás,
esa soledad era su nuevo imperio, su nuevo hogar, el lugar
donde ella podría ser la Diosa. La dueña única de su húmeda
caja gris de cartón.<br />
<br />
Se irguió y observó sus
nuevos dominios, la
realidad los mostraba
desoladores, pero era el
lugar al que ella debería
adaptarse. El lugar donde
adaptarse sin reservas,
el lugar donde le
correspondería cumplir
sus funciones y lograr
esa vida llena de satisfacciones.<br />
<br />
Se dio cuenta de que
debía renunciar a huir de
esa soledad y de las situaciones
que ahora le
correspondía vivir. Creer
que la felicidad la iba a
encontrar acompañada
de las personas, de la
gente, fuera de su interior,
era una falsa ilusión.<br />
<br />
Sintió, de repente, claridad. Debía vivir ahí, aspirando aire
frío y denso y exhalando aire cálido y ligero. Debía adaptarse
ahí, a su húmeda caja gris de cartón, que sería ahora una
preciosa sala dorada y cálida donde morar su nueva vida,
desarrollarse y ser finalmente libre. Su querido Jesús le hizo
un guiño y ella sintió su calor.</div>
<div>
<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsQVemaomOXzlRk_4duSKWMBVfZ0WKGp2zBUtKKqp4dzvUhCbJiaDgoR6jjJExYNMmA6pPHkRwF-AtsCS0IApoj7qopF0fvVHVcj7qNIvyIq6QpinmKYb-1xbEvfSoLjHf9TjCvliIbTt3/s1600/Soledad.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;">Sámsara. </a></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-44464764121643579852018-09-26T21:38:00.002+02:002018-09-26T21:39:05.778+02:00La caricia. SÁMSARA<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ambos respiraban al unísono como un solo ser. Él mantenía los ojos cerrados y absorbía las caricias con hambre y sed. Como cuando la tierra seca recibe la caricia amorosa del agua.</span></div>
<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span></div>
<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La punta de sus dedos recorrían su pecho, deslizándose suavemente por su piel tibia. Hábiles, jugueteaban enroscándose en el vello ensortijado de su pecho mientras lo miraba con ternura y compasión. A ella no le importaba su aspecto peludo, su cuerpo imperfecto, sino más bien al contrario, parecía complacerla.</span></div>
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<br /></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">No era una pasión desmesurada, no era un amor carnal. Era la sublimación de una mirada, la contemplación de una belleza que no se aprecia con los ojos físicos sino con la mirada profunda de la ternura infinita.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se dejó y abandonó ante las caricias, nada podía hacer ante los embates de ese amor. De su naturaleza desatada. Una parte de él quería resistirse, pues se sentía obsceno, como si no mereciera tanta atención, tanto cuidado y afecto. </span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwxzM86PLmvnd8p6rXtoRAh247a0pTKlU8aN0dGS8DJOBGPft67kCJ1ikMucRTnsh9wfG0Q35VKbpVdZ2xttSRMK5_2sAuQ_zv7hW4ININrtwpPebMDrTVUHpox29L4wlbJQaRb-nJOOHm/s1600/couple+recortado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1598" data-original-width="1600" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwxzM86PLmvnd8p6rXtoRAh247a0pTKlU8aN0dGS8DJOBGPft67kCJ1ikMucRTnsh9wfG0Q35VKbpVdZ2xttSRMK5_2sAuQ_zv7hW4ININrtwpPebMDrTVUHpox29L4wlbJQaRb-nJOOHm/s400/couple+recortado.jpg" width="400" /></a></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sentía el impulso de devolverle las caricias pero ella le hizo un gesto inapelable, indicándole que se abandonara a sentir, que se abandonara a recibir. Que viviera el momento presente sin expectativa alguna. Y así lo hizo.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ella seguía acariciándolo, tocando, palpando, haciéndole notar su presencia. Sin juicio ni crítica, solo observándolo. Solo estando ahí con él. Moviendo sus manos lentamente, dulcemente, amorosamente.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sintió calor en su zona erógena. Sintió como la temperatura se elevaba y la tensión acudía ahí, a su miembro, pero no era una pulsión desenfrenada, era una reacción natural. Algo propio del ser humano y lo sintió como en oleadas de calor.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se sintió culpable, pero ella lo calmó con una indicación y una sonrisa pícara. Le pidió que acompañara su respiración hacía donde ella movía su mano, para expandir el calor, la energía sexual más allá de ahí.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Le hizo caso y sintió cómo la energía de su sexo se expandía hacia su abdomen y subía hacia el centro de su pecho. Su corazón vibró y palpitó como nunca había sentido. Era una sensación indescriptible de amor hacia sí mismo. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sentía la ternura y la confianza del amor sin más. De la conciencia de su cuerpo, de estar viviendo una experiencia nueva que jamás había experimentado. Era una energía renovadora y pura, no era sexo, era mucho más que eso.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y se abandonó aún más, cayendo en una profundidad de la que pensó que jamás iba a salir. Profundizó en su cuerpo a través de la presencia de sus caricias, sentía su mano recorrer sus hombros, sus brazos, la palma de su mano. Su cuello y su cara, su cabeza. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sintió que se elevaba sobre lo terrenal y avanzaba hacia un mundo nuevo, una energía que se unía, primero a ella y luego a lo inmaterial. Sintió que flotaba en una mar cálido, de olas rítmicas y antiguas, oscuras y misteriosas, que le satisficieron, a la postre, mucho más que otras experiencias mundanas.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsJ2TbLoObbQAOlKEh9P0EG3KJr5u5A-APlsrEkCZ0g2w-yLECeqeeA3JWHBfi0MvWArT1sPvK4BocC0JHtNSiGO2BC1kX8PQ75bjeVR6K5EypDJwXYnzOxBmQi_-wuKWcHJY6m1QY4mjB/s1600/manos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsJ2TbLoObbQAOlKEh9P0EG3KJr5u5A-APlsrEkCZ0g2w-yLECeqeeA3JWHBfi0MvWArT1sPvK4BocC0JHtNSiGO2BC1kX8PQ75bjeVR6K5EypDJwXYnzOxBmQi_-wuKWcHJY6m1QY4mjB/s400/manos.jpg" width="400" /></a>Ella le susurró algo al oído. Notó la calidez de su aliento en su cuello, y se estremeció todo su cuerpo. Ambos al unísono. Acompasadas las respiraciones, abierto en canal, abandonado al placer de la calma, vulnerable al mismo tiempo que duro y ardiente. Y así discurrieron los minutos, las horas. </div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Fundidos, unidos, entrelazados. Sin nada que esperar, en amor infinito y puro, sin carnalidad, solo sintiendo. Calientes, respirando, en paz y armonía con lo que debía ser. Y aún seguían, y seguirían para siempre. Convulsos y abrazados como un solo ser. Sin diferencias, iguales ante la vida. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Amantes conscientes. Caricias calientes.</span></div>
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Sámsara.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-23694802529819010062018-08-28T18:23:00.000+02:002018-08-28T19:48:49.324+02:00La gota de sudor. SÁMSARA<div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Notó un ligero cosquilleo en la parte interna de su brazo. Dedujo que era un insecto que correteaba por su piel y se dio un manotazo distraidamente. Pero no. No era una mosca, sino una perlada gota de sudor.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Hacía un calor infernal. Bochornoso. Había ido a la playa para intentar así olvidar el mal momento que estaba viviendo. El calor, aunque pegajoso, en el fondo le reconfortaba. Era como ir a una sauna pero al aire libre y con una luz radiante. Permaneció con los ojos cerrados sintiendo cómo el sol calentaba su piel.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Era un domingo y la arena estaba llena de gente en sus toallas y tumbonas. Cuando llegó, a eso del mediodía, ya no habían casi huecos libres. Tuvo que sortear los cuerpos, esterillas, juguetes de playa y niños, hasta encontrar un par de metros cuadrados libres.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfViTLG_n40oysWY4klzLNiMGFdafFgjL7GPB-GagkFxdTyga0eHZ9A7FbXVdcUDXU6bcbdYFMCudo-0k8__MkEJrOoCVbJyiiMktcncNvWqi7mu60nhPxGNMYa5MCVqHkzBmqkf9MAup/s1600/IMG_2076.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="957" data-original-width="1600" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfViTLG_n40oysWY4klzLNiMGFdafFgjL7GPB-GagkFxdTyga0eHZ9A7FbXVdcUDXU6bcbdYFMCudo-0k8__MkEJrOoCVbJyiiMktcncNvWqi7mu60nhPxGNMYa5MCVqHkzBmqkf9MAup/s400/IMG_2076.JPG" width="400" /></a><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Había todo tipo de corporalidades. Hombres y mujeres entrados en carnes, sonrosados o quemados por el sol y otros magros o tostados por los días de verano. Unos de piel blanca, después de un año sin sacar sus cuerpos a la luz del día y otros morenos y bronceados tras los días pasados a orillas del mar.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se preguntó intimamente qué sería lo que hace que unos físicos fuesen tan diferentes de otros, teniendo en cuenta que todos los seres humanos eran iguales ante la vida. Pero no obtuvo respuesta aparente a su pregunta y la desechó con un ligero movimiento de cabeza.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se tumbó en la toalla que había estirado sobre la ardiente arena y cerró los ojos para abstraerse de su entorno. Cosa que le resultó harto difícil. Los sonidos penetraban en su mente dificultándole el ansiado aislamiento. Había ido a la playa con el afán de encontrar paz para su atormentado interior.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sin embargo, sin proponérselo, escuchaba la cacofonía de sonidos a su alrededor. Un niño chillaba a su madre reclamando su atención mientras hacía alguna cabriola por la que le cayó encima una lluvia de arena. Su madre no lo miró, puesto que el niño insistía en llamar a su mamá reiteradamente.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGT6GnBz9pnZFBV0TBXoKu2UO7qONu-YgIVMfFIwbekZOi403aFxsuk1vefrsWG5Cvh6gUuIsrlJjgexVsdcT1B7eckRWFc3I-p4yRNwT0veD4dJnTSCaAB9zLCtbhq4Sv5X17kH3ezZci/s1600/beach-3584246_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1178" data-original-width="1600" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGT6GnBz9pnZFBV0TBXoKu2UO7qONu-YgIVMfFIwbekZOi403aFxsuk1vefrsWG5Cvh6gUuIsrlJjgexVsdcT1B7eckRWFc3I-p4yRNwT0veD4dJnTSCaAB9zLCtbhq4Sv5X17kH3ezZci/s400/beach-3584246_1920.jpg" width="400" /></a><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La pareja de al lado discutían vehementemente sobre un asunto del hogar y se les notaba que el enojo iba </span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><i>in crescendo</i></span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">. Otros niños chillaban unos metros más allá, los chillidos también iban en aumento. En cualquier otro momento seguramente que no le hubiera importado, pero en ese instante captaban su atención inevitablemente.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El repiqueteo de unas palas de tenis de playa se sumaba a la refinada orquesta estival mientras el silbido del tren pasando por detrás de la línea costera y el zumbido y traqueteo de sus vagones empezaban a crear un Opus en Mi menor aderanzo la sinfonía de sonidos. Más bien debería decir: ensalada de ruidos.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El viento en las lonas y sombrillas y el fragor rítmico de las olas del mar eran la guinda que adornaba el panorama de éxitos musicales del momento. Las radios con sonido metálico sonaban a diestro y siniestro, ofreciendo un elenco de artistas para quien quisiera deleitarse con los ritmos del reagetton más puntero.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y una gota de sudor volvió a caer por su costado. Esta vez ya no se molestó en auyentar al supuesto insecto a sabiendas de lo inútil del gesto. Era un calor bochornoso en un momento para nada idílico. Se había equivocado. La playa no era un buen refugio donde abstraerse de su difícil situación personal sino más bien todo lo contrario.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se reincorporó apoyando los codos sobre la toalla. Abrió los ojos y observó. Vio que en general la gente estaba disfrutando. Risas, chillidos, chapoteos, sol y calor. Vida a su alrededor. Entonces pensó que quizás era su mente la que le estaba jugando una mala pasada. ¿Que tal si en vez de resistirse al entorno, se adaptaba a él?</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y lo intentó. Volvió a tumbarse cerrando los ojos de nuevo. Puso atención a su cuerpo caliente. Sintió la caricia húmeda y abrasadora del sol, se dejó arrullar por esa sinfonía de verano. Se abandonó a la, en general, felicidad de su entorno. Se adaptó a las risas, gritos y demás sonidos. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y así, poco a poco, fue encontrando la paz que había ido a buscar. Integró en si mismo todo su entorno y dejó de resistirse a lo que estaba sucediendo. Dejó que otra gota de sudor recorriera su cuello mientras imaginaba como ésta trazaba una línea húmeda en su sensible piel.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Halló de ese modo un instante de armonía en el que todo cobraba un sentido transcendente al momento mágico que estaba experimentando. Cuando bajó sus barreras y resistencias a la vida que se expresaba a su alrededor fue cuando pudo sentir la inmensidad de su ser.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sintió la felicidad que conlleva la expansión de su cuerpo, la relajación y el abandono de cualquier lucha. Y así encontró la paz que anhelaba su corazón y su mente. Calor, humedad, sol, mar, gente, arena, sonidos y una gota de sudor… todo ello al servicio de su alma. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">¿Como no se había dado cuenta antes?</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">SÁMSARA</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-31770362190377554212018-07-24T18:22:00.002+02:002018-07-24T18:47:46.687+02:00La grieta. SÁMSARA<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El abismo era profundo y frío. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se había asomado a él después de haber pasado mucho tiempo sin, ni siquiera, querer acercarse. Sin embargo se aproximaba el momento de empezar a mirar ahí dentro. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Aunque sabía de la existencia de esa grieta, ni quería, ni deseaba saber qué era lo que habitaba más allá. Le horripilaba imaginarse qué criaturas y qué mundos existían más allá del borde ignoto de esa profunda sima.</span><br />
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiue7n9I9WVEAq9s5kidklY0Wx4fMXqdGLvcOVrvSmUMmKKwReeaqSQOMQo1ijFuYTtDUoH617CfTwzgjCm_SXZgz9-wHaoyx8OL1Ly3X0ga4ArcjhGab0jgMw5rNgNUj5uN9l9dh7dJdI1/s1600/el-abismo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1160" data-original-width="1600" height="459" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiue7n9I9WVEAq9s5kidklY0Wx4fMXqdGLvcOVrvSmUMmKKwReeaqSQOMQo1ijFuYTtDUoH617CfTwzgjCm_SXZgz9-wHaoyx8OL1Ly3X0ga4ArcjhGab0jgMw5rNgNUj5uN9l9dh7dJdI1/s640/el-abismo.jpg" width="640" /></a></div>
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Pero una fuerza lo impelía a conocer qué era lo que allí dentro le daba tanto pavor. Era un miedo sordo, vacío y frío. Era algo de lo que quisiera haber huido durante toda su vida, pero debía por fin enfrentarlo. Debía finalmente descender para conocer de qué huía constantemente.</div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Siempre había estado ahí ese abismo. Siempre en el centro de sus acciones inconscientes. Se había visto a si mismo en infinidad de ocasiones caminando por el borde de esa oscura y fría garganta pero siempre optaba por alejarse. Daba igual cómo y qué fuese lo que hiciera, el caso era apartarse siempre de ahí.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y ahora más que nunca sentía su miedo. Un aliento lóbrego y húmedo ascendía desde la profundidad del agujero. Un olor fétido a espacio cerrado y sucio le penetró violentando sus fosas nasales. La oscuridad más absoluta ascendía desde la profundidad de la sima que se extendía abajo a un paso frente a él.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y se decidió a descender. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Unas cuerdas enmohecidas y malolientes caían desde el borde hasta la profundidad. Se puso de rodillas mientras agarraba una de ellas y se colgó del canto. A su mente le vinieron las veces que había evitado adentrarse en ese mundo donde medraban terribles monstruos y macabros demonios devoradores de corazones.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Fue bajando palmo a palmo, descendiendo a tientas por la fría pared. Apenas podía ver nada más allá de sus pies, pero se adivinaba una oscuridad conocida. A medida que descendía, la luz del exterior de la grieta desaparecía y la oscuridad lo envolvía plenamente.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Estaba descendiendo por el lado oscuro de su corazón. Era su propia sombra por la que se había aventurado finalmente. Por fin se había decidido a explorar las profundidades de su alma. Y ahora que lo hacía, allí mismo, se dio cuenta que a pesar de la profundidad de sus temores, los únicos demonios que habitaban eran los que su propia mente alimentaba.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y siguió bajando.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">A medida que lo hacía perdía de vista la relativa claridad del borde del orificio por el que estaba colgado. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y siguió bajando. </span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFL5c1sPGB_zszU7K3LAsmryUWqr8r_t_KXkrLTPGueRmJyUtHvet9e-YVZqmgXt-ugZlK34TcmJtYn7HM6sHCMh0nYpFLFd5aB5AXtn7Pen6bLJRBZc0Floy81IQzbbPJLjl0zhOa8oG-/s1600/abismo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1146" data-original-width="1431" height="512" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFL5c1sPGB_zszU7K3LAsmryUWqr8r_t_KXkrLTPGueRmJyUtHvet9e-YVZqmgXt-ugZlK34TcmJtYn7HM6sHCMh0nYpFLFd5aB5AXtn7Pen6bLJRBZc0Floy81IQzbbPJLjl0zhOa8oG-/s640/abismo.jpg" width="640" /></a></div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Hasta que llegó al extremo de la cuerda. Ahora no podía descender más. Palpó a tientas la fría y húmeda pared y después de unos instantes de miedo tocó lo que parecían unos escalones, unos peldaños de piedra labrados en la pared, estrechos y resbaladizos.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Dejó la aparente seguridad de las cuerdas y aspirando el rancio olor que ascendía desde el fondo de la grieta puso un pie en el primer peldaño y siguió su descenso. Uno, dos, tres y varios peldaños más lo hicieron bajar en espiral. Ya no había posibilidad de retorno. La obertura se cerraba sobre él. Así que no pudo hacer otra cosa que descender.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ahora, en plena oscuridad, comenzó a sentir cierto rumor de aguas profundas y cierta claridad comenzó a subir desde las profundidades hasta el lugar donde él se encontraba. Ni el mismísimo Harrison Ford había vivido esa experiencia en sus películas de Indiana Jones. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y si, en efecto, al seguir descendiendo sintió con mayor claridad lo que había ahí abajo.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Por ahora no había ni rastro de los seres que esperaba ver. Los seres que moraban la profunda grieta de su corazón no eran tales. Ese rumor no era el de sus largas colas arrastrándose por el fondo de sus mazmorras sino que era el gorgoteo producido por el agua de sus emociones. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y sintió como algo dentro de él se liberaba. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y vio claramente que allí había una especie de piscina natural llena de agua fresca y chisporroteante. Miles, millones de burbujas efervescian ese agua, allá en lo profundo del despeñadero en el que se había adentrado. Siguió bajando hasta que los escalones desaparecieron bajo sus pies. Estaba parado en un rellano a un escaso metro de las aguas refulgentes. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El agua se agitaba cada vez más. Como las olas que baten la roca de una cueva marina. Parecía agua fresca y limpia, a pesar de la oscuridad del entorno. La miríada de burbujas emitían una luz fosforescente, como si millones de luciernagas vivieran entre las agitadas aguas.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Estaba cansado y acalorado, sucio y apestoso y la idea de dejarse caer en ese agua de infinitas burbujas azuladas le incitaba casi tanto como le horrorizaba la idea de dejar la falsa seguridad del último escalón escavado en la roca. Pero no había bajado hasta el fondo de la grieta de su alma para quedarse ahí parado.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Asi es que, saltó al vacío.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El agua estaba helada. Penetró profundamente en sus fosas nasales y la sensación le provocó un hormigueo intenso en el interior de su nariz. El gorgoteo del agua lo rodeó por completo mientras se hundía unos centímetros por debajo de la superficie. Ahora infinitud de burbujas azuladas y doradas lo rodeaban por todos lados. Se adherían a su piel provocando una agradable sensación. Era como un masaje leve y sutil, refrescante y delicado. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Aunque estaba atento y alerta ya no sentía miedo. Ese agua centelleante era fresca, limpia y se llevaba de su cuerpo esas viejas sensaciones de incapacidad, viejas creencias sin sentido, antiguos hábitos disfuncionales. Y se sintió renacer. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Advirtió de repente que el agua se agiataba más y más y se formaba una especie de remolino que lo atrapaba. La multitud de burbujas cobraban más vida alrededor suyo y se arremolinaban formando un vórtice a su alrededor que lo succionaban hacia abajo y hacia el fondo de esa grieta.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ya no sentía miedo. Allá abajo, en efecto, no moraban seres con cuernos ni monstruos de tres cabezas dispuestos a comerse sus entrañas en vida. Solo había agua fresca y cristalina y hasta ahora, él no lo había sabido. Cuanto tiempo perdido intentando zafarse de la grieta oscura. Cuantas maravillas había dejado de vivir por miedo a mirar en el negro fondo de su alma. Ahora sabía que ahí abajo solo había una sensación fresca y maravillosa que lo atrapaba y transportaba aún más abajo.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">De repente, una claridad cegadora se adivino a pocos pasos de donde se encontraba. Terminó de recorrer a gatas el pasadizo y se encontró ante un paisaje maravilloso. Salió de la oscuridad de la gruta y pudo ponerse en pie. El calor del sol inundó su desnuda y limpia piel y pudo aspirar una bocanada de aire puro. Flores silvestres, hierba y el aroma de los árboles frutales llenaron sus pulmones.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Frente a si mismo un mundo se extendía allá a sus pies. Mariposas revoloteaban, animales libres corrían en manadas medrando en paz. Abundancia manifiesta aquí y allá. Los árboles ofrecían sus frutos a quien quisiera alargar su brazo para cogerlos. El cielo azul se cernía por encima de ese mundo verde y dorado. Y se dejó caer extasiado, con los brazos en cruz sobre el templado césped. Olor a hierba fresca, tierra caliente y el fragor de las hojas en las frondosas copas de los árboles.</span><br />
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiQuo5WDlYs9MgX0Ag4Aw66DLLYoydYGpIGOrCFgBMvzvgwN4pi4buogkLeA9enN39LCpARx4F6QjjRi7toZfh1TiyQoPsaQXSfMRxaN715nuQRtk7ah9RI0v8UwlelQdHV2N4FvIcGVix/s1600/landscape-691374_1920.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="728" data-original-width="1600" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiQuo5WDlYs9MgX0Ag4Aw66DLLYoydYGpIGOrCFgBMvzvgwN4pi4buogkLeA9enN39LCpARx4F6QjjRi7toZfh1TiyQoPsaQXSfMRxaN715nuQRtk7ah9RI0v8UwlelQdHV2N4FvIcGVix/s640/landscape-691374_1920.jpg" width="640" /></a></div>
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Había descendido por las escarpadas paredes de la grieta de su sombra para llegar a ese Shambalá. Paraíso indescriptible que lo acogía sin pedirle nada a cambio. Ojalá lo hubiera hecho antes. Ahora lo sabía. Más allá de las peores pesadillas, más allá de la oscuridad más fría, se encontraba la vida que tanto había soñado.</div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"></span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ahora lo sabía. Y decidió que iba a explicarlo al mundo. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">SÁMSARA</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-1074033578884779082018-06-25T13:05:00.001+02:002018-06-25T16:06:32.904+02:00El ángel. SÁMSARA<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Dieciocho mil quinientas toneladas de metal, plásticos y neumáticos descendían por la alargada curva a más de 80 km por hora. La velocidad del gran camión iba reduciéndose a medida que se adentraba en el carril de salida del vial. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Dentro de la cabina la música sonaba estridente y a buen ritmo, mientras el conductor tarareaba despreocupado. Había sido un viaje "corto", de unos 600 kilómetros aproximadamente y pronto llegaría a casa.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhazzVfBHCgB4u8HDygWtZ5isFN5Z8LGzpwLtDTroJ6eE6zrjceMiVzg868WgI1nBsDgdD8vPOKwf4sBrOQxWF5bVr1TxFzJxUorqg6DXLDzo6kOUuaCbJ8T4CDn4J3nwmxEPTBGpLxG7Qx/s1600/nature-3348420_1920.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhazzVfBHCgB4u8HDygWtZ5isFN5Z8LGzpwLtDTroJ6eE6zrjceMiVzg868WgI1nBsDgdD8vPOKwf4sBrOQxWF5bVr1TxFzJxUorqg6DXLDzo6kOUuaCbJ8T4CDn4J3nwmxEPTBGpLxG7Qx/s640/nature-3348420_1920.jpg" width="640" /></a></div>
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Pero antes tenía que dejar una pequeña carga en una industria maderera de la zona. Hacía un poco de bochorno aunque al chófer no le gustaba el aire acondicionado. Por eso bajó la ventanilla del vehículo mientras iba realizando la alargada curva que lo sacaba de la autovía hacía la comarcal.</div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Los aromas frescos del valle penetraron por la ventana y los inspiró deleitándose con el momento. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Disminuyó la velocidad para dejar el carril de desaceleración mientras entraba en la carretera comarcal que lo llevaría a la pequeña serrería donde debía entregar la ligera carga. Después se iría a casa a descansar un par de días antes de empezar otro nuevo viaje.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Enfiló la carretera tranquilamente, era una vía estrecha de dos carriles sencillos y el gran vehículo ocupaba casi toda la anchura de la calzada. El envío que debía entregar era demasiado pequeño para una camión de tanto tonelaje pero el viaje le venía de paso y siempre iba bien ganarse un extra.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La carretera discurría por un valle verde y precioso, con curvas suaves y bosques alpinos de altos abetos y robles enormes. Salpicado aquí y allá por prados verdes donde algunos animales pastaban tranquilos. El cielo era de un azul intenso moteado por nubes blancas que parecían de algodón, como esos de azúcar de las ferias.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Los insectos zumbaban a la altura de la ventana que el conductor ya tenía bajada por completo. En su rostro podía verse una sonrisa de satisfacción, mientras por la radio daban, </span>ahora, las noticias. Pensó que eran aburridas y más en ese contexto tan idílico, pero las dejó sonar en la radio esperando a que acabaran y volviera a sonar nuevamente la música de los éxitos del momento.</div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Tomó una curva a velocidad media, la inercia del enorme camión era alta, quizás un poco por encima de lo recomendable, pero él tenía amplia experiencia y conducía tranquilo aunque atento a la serpenteante calzada. El entorno era maravilloso mientras se adentraba hacía su destino. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ahora se disponía a tomar otra curva similar a la anterior, mientras descendía despreocupado por el verde valle, sin siquiera imaginarse lo que estaba a punto de ocurrir. Inspiró profundamente el aroma del inicio del verano, fresco, floral y limpio, mientras empezó a girar el gran volante.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">En ese preciso momento, no muy lejos de allí, algo estaba sucediendo. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ella sintió necesidad de beber agua fresca. La lengua la notaba pastosa y sentía sequedad en la boca y la garganta. Llevaba más de una hora caminando por el arcén de esa carretera comarcal. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Había salido de la fonda en la que había pasado la noche y se dirigía a explorar nuevos lugares, sin destino concreto. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Su vida era un pequeño caos, las cosas no le estaban saliendo como ella había soñado y decidió tomarse libres unos días cualquiera, en una semana cualquiera. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Eligió esa zona porque, hacía cierto tiempo y casualmente, pasando por una autovía cercana desde el coche vio el paisaje y pensó que sería maravilloso adentrarse algún día en ese bello lugar, en vez de ir a más de 120 kilómetros por hora perdiéndose rincones tan bellos y una excursión preciosa.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Bajó por una pista forestal de tierra, surcada por los regueros de las aguas torrenciales que dejaban su marca tras las lluvias de la primavera. Era un descenso precioso y la naturaleza en ese lugar era voluptuosa. Cargaba a sus espaldas la mochila donde llevaba una muda, algo de comida y poco más</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La pista descendía entre barrancos y riachuelos, bosques de abetos y robles, por el lado norte del valle. La sombra de la propia montaña y el frescor del clima hacían que el musgo y los helechos proliferaran a cada lado. No tardó mucho en desembocar la pista en una carretera comarcal muy poco transitada.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Esa carretera, arbolada y en ese entorno verde y fresco la sedujo al instante y le encantó la experiencia de recorrerla por el desdibujado arcén. En todo el recorrido de más de una hora que llevaba solo había pasado un destartalado vehículo, de alguna de las pequeñas granjas que salpicaban aquí y allá el fresco valle.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Apretaba ligeramente el calor y se paró a beber agua. Dejó la mochila en el arcén mientras buscaba su termo de aluminio de 2 litros con agua. Desenrocó el tapón y se dispuso a beber, pero el tapón le cayo de entre los dedos involuntariamente. </span><br />
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKeNzjUAO1OztXm7PyJZ70la7xAhYrkeOLmMLLGwfzSgPD3aYl_BCBA4MpMbIc3Lf2xMrlZZ3dcqLjwM0dSLCDjGwe1UwCy4QGJZtnbPBZ12KDwk35z8Nli6qc9FmIJg-UGaLHkZuSUi9r/s1600/Stay-Hydrated.jpg" imageanchor="1"><img border="0" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKeNzjUAO1OztXm7PyJZ70la7xAhYrkeOLmMLLGwfzSgPD3aYl_BCBA4MpMbIc3Lf2xMrlZZ3dcqLjwM0dSLCDjGwe1UwCy4QGJZtnbPBZ12KDwk35z8Nli6qc9FmIJg-UGaLHkZuSUi9r/s640/Stay-Hydrated.jpg" width="640" /></a></span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La pieza rodó por la carretera a pocos metros de ella y mientras bebía lo vio de reojo y pensó que ahora mismo lo recogería. Por lo visto, la carretera estaba vacía, no pasaba nada dejarlo en el suelo unos instantes. Bebió tranquila y aliviada, expirando una bocanada de aire mientras secaba su boca con el dorso de la mano.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Dió dos pasos despreocupados para recoger el tapón y en ese preciso instante un enorme camión que no había visto ni oído salió de la cercana curva. Vio paralizada cómo el enorme vehículo se le echaba encima. La pilló a contrapié y con el cuerpo inclinado hacia adelante, mientras recogía la rosca de su termo.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Vio brillar el metal bruñido de la parrilla delantera del camión, sintió el rugido del motor, el ímpetu del aire pasando cerca de su cabeza, el chirriar de los enormes y calientes neumáticos y la mirada de él. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Una fuerza desconocida la hizo retirarse unos centimetros, los suficientes. No pensó, solo sintió. Sintió como algo o alguien ajeno a ella la empujaba hacia atrás. Algo la salvó, una fuerza blanca. O azul. Quizás una fuerza diamantina. Sintió, aunque no vio, una luz inmensa.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Algo impidió el gran golpe que iba a recibir en su cabeza. Golpe mortal. El tiempo se congeló durante unos instantes y se supo a salvo eternamente. No podía explicarlo, solo sentirlo. Gracias. Lo sintió profundamente, una gratitud profunda, elevada y viva.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Captó su mirada como nada en ese instante. Un hombre joven la miraba con cara determinada desde lo alto de la cabina. Lo miró a los ojos intensamente. Captó su bondad, su fuerza y su voluntad.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Era bello, una belleza sobrenatural. Fuerte, aunque delgado, precioso allá arriba dominando sin fuerza el volante, sin susto, sin miedo, solo haciendo lo que debía hacer y nada más.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Unos instantes antes de ese momento, en la cabina sonaba la música de los cuarenta principales y él cantaba a todo pulmón, conduciendo plácidamente, cuando de repente saliendo de la curva la vió. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Era un ángel. Era bella, preciosa</span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a s-mdash"> </span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a h-mdash">—Pero,</span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"> ¿que hacía allí encogida en medio de la calzada?— No pensó, maniobró. Maniobró con serenidad, diligencia. Era como si una fuerza más allá de él lo ayudara con precisión a manejar el volante. Una fuerza superior le hizo presionar los pedales, el cambio de marchas y el volante y por pocos centímetros no la atropeyó.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La miró a los ojos y captó su bondad, su amor y agradecimiento. Era como mirar a un ser de otro lugar que no era de este mundo. Sintió un agradecimiento profundo, elevado y vivo. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Era como si la rodeara una luz blanca. O quizás azul. Como diamantina. Sintió una unión con ella para siempre. El camión mágicamente no se salió de su trazada y continuó su camino. Pero sus miradas quedaron unidas para siempre.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ella recogió finalmente el tapón, pero sabía que jamás se olvidaría de la mirada de él. Sabía que lo conocía, sabía que siempre estarían unidos.</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-40548975464723732322018-06-01T08:52:00.002+02:002018-06-01T09:11:31.546+02:00La vaca. SÁMSARA<div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Los orificios de su hocico se contraían y dilataban al ritmo de su respiración. Sus ojos, redondos, inocentes, lo miraban en una constante interrogación. Era como si una pregunta sin respuesta se elevara al aire sin la intención expresa de caer en ningún lugar concreto.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Su postura aparentemente impasible, denotaba un miedo profundo a los acontecimientos. Más allá de su imponente tamaño se percibía una inquietud eterna. Su cola oscilaba mansamente y algún músculo vibraba nervioso bajo la capa de su piel.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Por lo demás, nada hubiera hecho notar la inquietud que le transmitía el observarla con detenimiento. El lugar en el que se hallaban era maravilloso. Un prado se extendía frente a su vista, las flores silvestres bordaban el paisaje verde intenso.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El terreno ascendía ligeramente en una cuesta de extensión interminable. Al fondo las montañas nevadas, que conformaban el valle, delimitaban el horizonte. El cielo azul, ribeteado de jirones blancos, dejaba sentir el calor del sol que se mezclaba con el fresco aire puro. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Los insectos zumbaban a su alrededor como en una sinfonía minimalista. Los aromas de la primavera penetraban en su nariz llenando sus pulmones y vivificando su interior. Sonaban espaciadamente los cencerros aquí y allá en la explanada donde el rebaño pastaba.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Unas eran marrones, otras blancas y bicolores. Los terneros seguían a sus madres haciéndose notar con sus saltos y quiebros. Todas las vacas pastaban por la ladera como si fueran una postal de un paisaje alpino.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La que te tenía frente a él, de color caramelo, enorme, movía la cabeza como asintiendo y le seguía, curiosa, oliéndole la palma de su mano. Él se sentía abrumado por su tamaño, sobrecogido e impresionado con la familiaridad con la que el animal le trataba, a pesar del temor profundo que percibía de la res.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Se sabía depredador, se sabía animal superior en la escala alimenticia, sin embargo se sentía expuesto ante la enorme bestia que lo miraba intrigada buscando respuestas que de algún modo no iban a llegarle. </span></div>
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<span class="gallery"><img src="https://d2mxuefqeaa7sj.cloudfront.net/s_B5799AA156362385A001F2B1BFC09C7F1F453CBE79349B648624A2143AD17E4C_1526977475457_cows-cow-203460_1920.jpg" style="margin: 5px; max-height: 500px; max-width: 100%; vertical-align: middle;" /></span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Y ahí estaba frente a él, observándole. La vaca dio un paso para acercarse. La hierba crujió bajo sus enormes pezuñas y un ligero y cercano temblor en el suelo le indicaba su peso. Esos ojos inocentes, lo escudriñaban, parecían querer comprender. De nuevo, esos enormes orificios nasales ventearon su mano, mientras una lengua rosada y larga, puntiaguda y caliente le lamió la mano y el brazo.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Él dio un respingo, pero se mantuvo. Expectante. No podía demostrarle el temor que sentía, se dijo a sí mismo. Al instante el animal retrocedió meneando la cabezota, como si quisiera sacudirse una idea inapropiada. Parecía tan humana…</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El animal siguió retrocediendo mirándole de soslayo. Como si hubiera comprendido que sus mundos eran muy diferentes. Como si hubiera entendido que ella era la presa y ese otro ser flacucho fuera el depredador. Algún instinto, alguna alarma interna, ancestral, la hizo retirarse unos metros. </span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Para él, el gesto del animal, también fue definitivo. Había sentido el calor del lametazo tibio de la vaca y algo en su interior se despertó. No era algo normal o convencional. El orden de las cosas en la vida se había alterado. Las vacas no pueden confiar en sus explotadores. Sabía que los mundos que habitaban eran tan dispares… tan eternamente opuestos.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Pero por un instante él había sentido una conexión impensable. No podía dejar de sentir el peso de la mirada del animal, ni la tibieza de su lengua rosada, ni la inteligencia de otro universo. Qué extraña y rara sensación ¿Cómo podían vivir en el mismo mundo dos seres tan opuestos? Él había comido tantas veces carne de ése animal y es como si la vaca lo comprendiera y aún así lo aceptara.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Pero no por ello pertenecían al mismo universo. Seres de planos opuestos: depredador y presa, verdugo y víctima. Comedor y comido. Dos mundos paralelos, que difícilmente se iban a encontrar en la distancia del devenir. Aunque quién sabe, ambos serán pasto algún día. Ambos serán polvo de la misma tierra que ahora les sustenta.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ambos seres de diferentes mundos, que moran en el mismo planeta. Ambos seres cuyo sol les calienta por igual y a quienes la lluvia les moja del mismo modo. Extraña comprensión. Rara realidad.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">SÁMSARA</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-9620648290868363032018-04-22T12:04:00.004+02:002018-04-23T14:49:15.044+02:00Ambos. SÁMSARA<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dwaHFZ99fZ8exNgFy15a_jtjHYR7cfPWVlqnyQNF4AbVm2RrgCZ0O5-lLAkSxqFRWh15ymHfey7r4NAvupe8Q' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">La rugosidad alquitranada se extendía frente a sus pasos. Los huecos y grietas del asfalto tomaban una dimensión espacial cuando centraban sobre ellos su atención y un mundo paralelo se vislumbraba a medida que iban deslizándose por la franja gris.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5YzK4nAUto1vmjmRx81Mag3XEpKSVhFd7MroEAEBPeW-38tdAJBYafSeojUQFg4JKOyPqHp6VyCWi2-1hYIOjP0dEzp9ah-WPWsv9UQVp1KDL4-DJK3HsjIbpDGeArfs8k6OH20FNDU_3/s1600/rainbow-background-1149610__340.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="657" height="331" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5YzK4nAUto1vmjmRx81Mag3XEpKSVhFd7MroEAEBPeW-38tdAJBYafSeojUQFg4JKOyPqHp6VyCWi2-1hYIOjP0dEzp9ah-WPWsv9UQVp1KDL4-DJK3HsjIbpDGeArfs8k6OH20FNDU_3/s640/rainbow-background-1149610__340.jpg" width="640" /></a></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"></span><br />
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ambos iban caminando por el arcén de la carretera que se extendía infinita por delante, siguiendo las ondulaciones suaves del terreno. La linea blanca pintada estaba desdibujada y se extendía paralelamente a lo largo de su mirada, allá hacia donde se perdía la vista.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Caminaban, uno junto al otro, compañeros de vida. Tenían una ligera idea de hacia adonde iban, pero tampoco podían confirmarlo con precisión, sencillamente seguían el recorrido que les indicaba la poco transitada carretera.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Hacía ya un buen rato que no circulaban vehiculos, de hecho, habian visto muy pocos desde que comenzaron a caminar. La carretera era de dos sentidos pero parecía una carretera secundaria de poco tránsito.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">A los lados del trayecto se extendía un campo yermo de bajos matorrales a un lado y al otro pequeños bosquecitos de pinares, robles y castaños. El olor a tierra seca y flores silvestres penetraba y destacaba claramente sobre el aroma del asfalto antiguo y caliente por el sol tibio de la mañana.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">El y ella hablaban con cortas expresiones, directas al grano, sin concesiones a la galería, estaban solos y no era necesario los adornos ni los golpes de efecto en el lenguaje. Transmitían parte de su mensaje desde lugares mas allá del lenguaje. Su postura, miradas, pausas, respiración, gestos daban tanta información como las palabras elegidas desde la intuición y la conexión.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuA6lASUjwT0A_0HZ9EEqjs543UJiTA9Axln5f6E0AEiheFKVXVWaa9AvpaP7tN4OExHMkpOa3VauXsgpszkhDAwKrvl5eQLjYUdjIQrABTQuQzExG9N03a7VJ8kJGP-pjsijUW004b9VR/s1600/turkey-3254258__340.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="513" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuA6lASUjwT0A_0HZ9EEqjs543UJiTA9Axln5f6E0AEiheFKVXVWaa9AvpaP7tN4OExHMkpOa3VauXsgpszkhDAwKrvl5eQLjYUdjIQrABTQuQzExG9N03a7VJ8kJGP-pjsijUW004b9VR/s640/turkey-3254258__340.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
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Compañeros de vida. Almas de un mundo intangible, que no se puede asir, cuerpos fuertes y capaces, cuidados y en forma. Cicatrices profundas, gestos y sensaciones antiguas, amor profundo y calmado. Vida aún por delante y estima mutua que habitaba entre los espacios vacíos de los poros eternos del Ser.</div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Caminaban juntos, a sabiendas de un fin indeterminado pero seguro al mismo tiempo. Olor a tierra, a flores del margen de la carretera, extensión eterna por delante y amor profundo arraigado como metástasis en su esencia, formando parte del tejido de ambos. Unidos para siempre en ese transcurso, camino de vida infinito.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Sabían todo el uno del otro. Y aun así cada</span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a s-ldquo"> </span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a h-ldquo">“ene”</span><span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"> pasos descubrían algo nuevo: un matiz, un suspiro, un olor, una sensación, un anhelo y un hastío. Todo parte de dos vidas maravillosas, sencillas pero complejas, de amor, concesiones, admiración mutua y respeto. Confianza y dependencia. Dos seres completos juntos unidos sólo por esa carretera larga, interminable, que a veces dolía en los pies, a veces inflaba sus pulmones de esperanza y sabiduría.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL1y4st10N5kau6lMlJZpbKWsnlesJcueIx2Xs8yAvrsffh_tdcYIGWTUJO30MfstxYPZoXf-vMdaaM6X-O7v9IExnKbyuiO2sUj6X4lOVUPSnoYr1S5gDHcElc7wHNzOwkEdUPy9z6lhL/s1600/people-3217855__340.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="340" data-original-width="511" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL1y4st10N5kau6lMlJZpbKWsnlesJcueIx2Xs8yAvrsffh_tdcYIGWTUJO30MfstxYPZoXf-vMdaaM6X-O7v9IExnKbyuiO2sUj6X4lOVUPSnoYr1S5gDHcElc7wHNzOwkEdUPy9z6lhL/s640/people-3217855__340.jpg" width="640" /></a></div>
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"></span><br />
<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Ora hablaban, ora callaban. Y si atrás miraban, una sonrisa en su cara dibujaban. Más por la complicidad y la indulgencia del recuerdo que por la experiencia transitada. Sabían que estaban aquí, en mitad del camino aun por recorrer, gracias a las elecciones pasadas. Elecciones que transformaron en lecciones, por el mero hecho de entender a cada paso, el para qué del pasado.</span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a">Olor a calor. A flores silvestres y asfalto. Camino por delante. También pasado ya atravesado. Ambos, juntos a un lado. Por delante el trayecto, la ilusión de lo esperado y el aprendizaje de lo inesperado. Juntos, ambos, en la misma carretera, tocando de pies al asfalto, sintiendo el amor a cada paso, con el corazón entre uno y otro y la mente en el momento. Memento al detalle, a la vida y a lo verdaderamente relevante.</span></div>
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Vida, amor, camino, experiencias, propósito y detalle. </div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><br /></span></div>
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<span class=" author-d-1gg9uz65z1iz85zgdz68zmqkz84zo2qovvuz67z9z69zlz85zz77zmz74zcngz78z26hz88zhbz65zxz90zz85z67gz122zz68z3a"><span style="color: #cc0000;">Sámsara.</span></span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-74137971833110894142018-03-21T12:12:00.002+01:002018-03-21T13:13:12.562+01:00La ducha. SÁMSARAEl agua corría por su espalda, deslizándose por su desnuda piel, limpiando y llevándose los restos de jabón. Estaba caliente y provocaba una sensación agradable en contraste con el aire frío del ambiente.<br />
<br />
El vapor de agua ascendía sobre su cabeza y se pegaba en las paredes del cuarto, perlando los azulejos y cristales de la ventana. Allá afuera soplaba el viento fuerte que hacía mover las hojas de los árboles en un frenético oleaje, un vaivén intermitente.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWGz6MYTPTFPZSrlXdjxQ_rQZDsoV5nBahP4_ONmzwVLYt595VoCqvmHeGDO_DjFsNoZOMl7PMEfOpMFu8z_WqtmtE9n9bYgU0ypYoVsL1cKFSsngMj8BGTs8obhxdLMfecuEb4O_0ZE_N/s1600/hourglass-620397_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWGz6MYTPTFPZSrlXdjxQ_rQZDsoV5nBahP4_ONmzwVLYt595VoCqvmHeGDO_DjFsNoZOMl7PMEfOpMFu8z_WqtmtE9n9bYgU0ypYoVsL1cKFSsngMj8BGTs8obhxdLMfecuEb4O_0ZE_N/s400/hourglass-620397_1920.jpg" width="400" /></a>Era una mañana desapacible, pero en el interior del baño se perdía la noción del tiempo. El exterior quedaba amortiguado como alejado de su conciencia. No pertenecía a su mundo si no a un más allá, cercano a pesar de todo.<br />
<br />
Volvió a enjabonarse, frotando vigorosamente primero, para pasar a hacerlo con mimo, después. Algo hizo que prestara atención a lo que estaba haciendo. Hoy, realmente, no tenía prisa. Era un día cualquiera, pero tenía la mañana libre por cuestiones de su trabajo y pudo permitirse no salir de la ducha con las prisas matutinas.<br />
<br />
Siguió frotándose con los dedos de sus manos, primero los antebrazos, sintiendo el tacto de la espuma jabonosa en el vello. Empezó a dibujar círculos sobre su piel, siguiendo por sus brazos. Era como si mientras se frotaba con calma, estuviera abrazándose al mismo tiempo.<br />
<br />
Suspiró relajadamente, exhalando el aire caliente a través de sus labios fruncidos, mientras cerraba los ojos para deleitarse en el momento. Siguió abrazándose mientras se enjabonaba frotando delicadamente, haciendo círculos concéntricos.<br />
<br />
Sintió que esa pausa en lo cotidiano tenía mucho que ver con el amarse a uno mismo. ¿Porqué siempre tantas prisas? Se sorprendió haciéndose esa pregunta retórica en su interior. Ni se molestó en contestarla, porque ese hecho hubiera puesto mente y razón a un momento mágico e íntimo como ese.<br />
<br />
Se frotó el cuello, con suavidad. Ya no sentía ningún tipo de urgencia. Y mientras lo hacía prestó atención plena a la calidez del agua que caía sobre su cabeza. Agua inagotable y cómoda, solo tuvo que mover su cabeza, ladearla de un modo tal que el agua cayera sobre sus hombros. Que maravilla disfrutar de ese lujo tan escaso para otros.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-v_n6WO_Us-C-yQOGpQndK_jM-QRBU7uHxXb1RLUpDte-0qD1ztTYKMLX60gZoX1bvnyzr7-IYCB3InI2jOiAx85Zj2XV208aH1jVHpLBhYV2T1mrm2zytbrhYYbbazuW_UrAxzvzedSG/s1600/adult-1867380_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-v_n6WO_Us-C-yQOGpQndK_jM-QRBU7uHxXb1RLUpDte-0qD1ztTYKMLX60gZoX1bvnyzr7-IYCB3InI2jOiAx85Zj2XV208aH1jVHpLBhYV2T1mrm2zytbrhYYbbazuW_UrAxzvzedSG/s400/adult-1867380_1920.jpg" width="400" /></a>Sintió una sensación de agradecimiento. Un calor interno que fue invadiéndole. Una sensación de paz y armonía que hacía tiempo que no sentía. Y precisamente a eso se dispuso en ese preciso instante. Se dispuso a sentir.<br />
<br />
Y sintió la calidez del agua en la piel de su espalda, sintió el aroma del jabón. Sintió la humedad y el calor en su cuerpo. Sintió amor y compasión por su ser, por su cuerpo. Sintió chapotear sus pies en el agua de la ducha, sintió el olor ligero al cloro del agua tratada. Sintió el placer de frotar sus nalgas con el jabón, también su sexo.<br />
<br />
Era el placer de sentir, sin prisas. La esquisitez del momento que no tardaría en pasar, pero que ahora era tan presente. Instante que perdura lo que un guiño. Presente que en breve será pasado. Por eso sintió, más que nunca en otros momentos, el valor de las sensaciones.<br />
<br />
Inspiró el aire profundamente. Recogiendo aromas del presente. Sintió cómo el aire caliente se introducía en sus adentros que inflaron su pecho y su abdomen para, luego, al poco, dejarlo escapar acompañado de un tibio gruñido. Entrebriendo la boca y emitiendo una ligera exclamación de libertad.<br />
<br />
Dejó ir, ahora, el aire a través de sus labios que formó un remolino entre los miles, no sé si millones, de partículas de agua en suspensión. Cerró los ojos en gesto placentero, echando el cuello hacia atrás mientras continuaba con su ritual. Hacía tiempo que no se permitía un momento tan mágico.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgagTxBDoNbGHIVjTovFZld1arFMMLDV1YgXFtZ4q-NIYD7SySgbmb9biPLMljQWjksiyI_4hY7C-QQmCV1ytvEJaoVzszaH0Nrlu8CYpEGPbo909o9t1NKpYtSpo1-Wzc18-vsXiV-RbZR/s1600/man-979980_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="310" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgagTxBDoNbGHIVjTovFZld1arFMMLDV1YgXFtZ4q-NIYD7SySgbmb9biPLMljQWjksiyI_4hY7C-QQmCV1ytvEJaoVzszaH0Nrlu8CYpEGPbo909o9t1NKpYtSpo1-Wzc18-vsXiV-RbZR/s400/man-979980_1920.jpg" width="400" /></a>Finalmente, cuando se sintió en paz, en armonía con su ser, hizo el gesto de terminar. Cerró la llave del agua y se quedó en silencio. Los brazos inertes a lo largo de su cuerpo. Sintiendo ahora el contraste al no caer ya el agua sobre su cuerpo. Un estremecimiento recorrió su cuerpo como un latigazo eléctrico. Circunstancia que cerraba esa momento mágico.<br />
<br />
Ahora, mientras buscaba con la mirada la toalla para secarse, supo que el momento presente era eterno. Pues a cada instante le sucede otro. Y a otro, otro más. Ninguno es igual, ni permanece inalterado.<br />
<br />
Alargó la mano para coger su albornoz mientras con ese gesto daba paso a la continuidad de nuevos momentos, o quizás, continuos presentes.<br />
<br />
<span style="color: #0b5394;">SÁMSARA</span><br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-73728074197654209832018-02-21T09:45:00.000+01:002018-03-05T08:19:07.080+01:00Las Calles. SÁMSARA<div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPDzZE7NAuw2LGzOiKwyLzWBCE1WwlgFF-CBS3idSdjgmw38qUBi-dtWTRJVjBNh4vZO1OzS0A9eoNMdn7hCuvtGGHRVQCphzljrrl90G7LZyBEHP2d1MIPzeBpJrRn6fYrRJKT-8ATUAu/s1600/girl-1124933_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1068" data-original-width="1600" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPDzZE7NAuw2LGzOiKwyLzWBCE1WwlgFF-CBS3idSdjgmw38qUBi-dtWTRJVjBNh4vZO1OzS0A9eoNMdn7hCuvtGGHRVQCphzljrrl90G7LZyBEHP2d1MIPzeBpJrRn6fYrRJKT-8ATUAu/s320/girl-1124933_1920.jpg" width="320" /></a></div>
El viento le removía el rubio cabello, que se le pegaba a la frente y la cara, mientras las frías gotas de lluvia le golpeaban el rostro. Se había cubierto con la capucha de su delgada chaqueta forrada de plumas pero la sensación era maravillosamente agradable.</div>
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Hacía frío y había salido a pasear por la ciudad. Había tenido una mañana de duro trabajo, pues hubo de presentar un artículo en la redacción que debía publicarse al día siguiente. Cuando tenía algún encargo urgente parecía que tenia que dejarlo todo y sólo centrarse en esa tarea, lo cual la agobiaba sobremanera y la obligaba a encerrarse y escribir, tanto si sabía el qué como si no.
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Le encantaba su trabajo. Poder moldear con sus palabras, esa realidad tan fría e inhumana, la motivaba y se sentía llamada a ello pero, a veces, se le hacía duro enfrentarse al papel en blanco. Y en esas circunstancias no había escapatoria, debía generar su contenido con la premura del momento y la falta de inspiración en contra.
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Como siempre que se lo proponía acababa cumpliendo con sus obligaciones, aunque muchas veces el precio que debía pagar en forma de nervios, estrés y otros quebraderos de cabeza, era ciertamente alto.
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Eso es lo mismo que le había pasado ahora. Había terminado su deber y obligación para con la redacción de la revista, pero su cabeza zumbaba como si tuviera un enjambre de abejas en su interior. Estaba aturdida y necesitaba airearse. Cogió su chaquetilla y se lanzó a la calle de su querida ciudad.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj19xvEqRi9UKF4HzCIuHVpyTvScV-T98jzFG1KiFaWhQqSa8mXN8312x-qzX-n0GuSfVb2jnYR-oGEpcp1HSkMA68uitqHqu5MusKK1ypCbgo88a8WzZR-YlYR8ByX12hMtY4BOtL-IGa_/s1600/lantern-3135957_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1067" data-original-width="1600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj19xvEqRi9UKF4HzCIuHVpyTvScV-T98jzFG1KiFaWhQqSa8mXN8312x-qzX-n0GuSfVb2jnYR-oGEpcp1HSkMA68uitqHqu5MusKK1ypCbgo88a8WzZR-YlYR8ByX12hMtY4BOtL-IGa_/s320/lantern-3135957_1920.jpg" width="320" /></a>Y allí estaba ella. Sintiendo la fina lluvia y el intenso viento y lo recibió con esa sensación de expansión que le hacia sentirse en union con la vida, con el mundo y con lo mas profundo de sus ser.
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Veía a su alrededor a las personas correr entre los portales para mojarse lo menos posible. Vió incluso una persona cómo resbalaba y casi caía de culo contra el duro suelo. Pudo escuchar el reniego del peatón y el gesto de dolor al recibir esa tensión en los lumbares.
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Se abrigó un poco más, arrebujándose con sus manos cerrando el cuello de su jersey y encogiéndose en la escasa protección que le ofrecía su delgada chaqueta. Aunque para ella, sentir ese frescor y ese viento y los gotones de fría lluvia, eran algo liberador, después de haber pasado tantas horas encerrada.
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Acogió de buen grado y dio la bienvenida a cada racha de viento, a cada remolino de hojarasca y agua y a cada golpe de <span style="color: black; font-size: small; letter-spacing: normal; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">viento </span>frío, porque le hacían sentir que estaba viva. Que estaba conectada con la esencia de la naturaleza.
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Allí, en las calles. Rodeada de coches, viandantes, contenedores de basura, semáforos y asfalto, también podía sentirse la fuerza de los elementos. La naturaleza también allí se expresaba, a su modo. Si prestabas atención de forma hipnótica en un baile de residuos humanos, envoltorios, papelotes y plásticos, que danzaban al ritmo que la naturaleza imponía.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSXqfDXa9L3ULvrvm0C1kaYZH-tSGZuN0HWiL-W4fuilxqKikizNLYRqXLBcCt7jQyyAnTYwsSn5aGkg5AtpRp26NhhBEZWPzOpWoIlR4cj4oFBmUPOflxUARUQQkZV3lqD7rR7v_HtZsW/s1600/desktop-3154405_1920.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSXqfDXa9L3ULvrvm0C1kaYZH-tSGZuN0HWiL-W4fuilxqKikizNLYRqXLBcCt7jQyyAnTYwsSn5aGkg5AtpRp26NhhBEZWPzOpWoIlR4cj4oFBmUPOflxUARUQQkZV3lqD7rR7v_HtZsW/s320/desktop-3154405_1920.jpg" width="320" /></a>Allí, en las calles, pudo sentirse en comunión con su ser, mientras el cabello se le pegaba como cuerdas de esparto en su fría cara, bocanadas de aire cosmopolita, rodeada de sonidos urbanos. El acelerar de un motor, el claxon de los vehículos, la lejana sirena de una ambulancia, la unían paradójicamente con la esencia de su alma.
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Allí, en las calles, tras el trabajo cotidiano realizado y la satisfacción de haber contribuido, pudo alzar el mentón, elevar su mirada al cielo gris y soltar un suspiro de satisfacción.
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El universo estaba con ella y ella estaba en el centro de la vida. Cogió aire, miró con satisfacción y amor a su alrededor y continuó el frío, incomodo y liberador paseo.
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<span style="color: #999999;">SÁMSARA </span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-56252439117548396442018-01-23T15:26:00.000+01:002018-01-23T15:35:55.271+01:00El martes. SÁMSARA<br />
Contemplaba el paisaje embelesado. La paz se respiraba cuando miraba el verde valle desde lo alto de la colina. Había llegado allí después de unas horas de caminata. La subida no era muy escarpada pero había sido una cuesta constante, sin casi ningún tramo en bajada o llano.<br />
<br />
Se habia "liado la manta a la cabeza" y había decidido marchar de la ciudad el día anterior. Estaba en un momento laboral y familiar complejo, las cosas no estaban yendo como él quisiera y sentía que necesitaba darse un respiro.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5xdoIevSMHDHRTwXlZGKgSgaKRht-rak7LaIAs8hH0weKAV7lpmg0yd3i5E9lWYjEk2m_Yt-rz5zYncLPK_jTSX07_RTcGCH_HB6MDG5PfRYPQ_G7veYrnTpTf4SN9IyQLgSuaedSTtib/s1600/e747b65b443bebe2a15e84aac1e82003.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="867" data-original-width="1300" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5xdoIevSMHDHRTwXlZGKgSgaKRht-rak7LaIAs8hH0weKAV7lpmg0yd3i5E9lWYjEk2m_Yt-rz5zYncLPK_jTSX07_RTcGCH_HB6MDG5PfRYPQ_G7veYrnTpTf4SN9IyQLgSuaedSTtib/s400/e747b65b443bebe2a15e84aac1e82003.jpg" width="400" /></a>Ese día se había levantado temprano, fue a la ducha y desayunó como habitualmente, pero había algo en el aire que indicaba que iba a ser un día diferente. Fuera de la rutina. Estaba animado ante la perspectiva de no acudir a la oficina esa mañana.<br />
<br />
La noche anterior se había preparado una fiambrera tipo "Tupperware" con verduritas y quinoa. Le encantaba esa receta y lo mejor era que no necesitaba comérsela caliente. Metió en su mochila deportiva la comida preparada, añadió unas frutas, también frutos secos, dos botellas grandes de agua y lo dejó todo preparado en el recibidor de su apartamento.<br />
<br />
Se visitó con emoción, pensando en el buen plan que iba a disfrutar. Se puso ropa deportiva y se abrigó por capas. Sabía que en la montaña el clima podía ser muy disparatado. En un momento podías achicharrarte de calor y al siguiente pelarte de frío.<br />
<br />
Era martes. Un martes cualquiera y la idea de no pasarlo encerrado en su despacho lo llenó de ilusión. No le había costado convencer a su jefe de que necesitaba un día de asuntos propios. De hecho, trabajaba tanto, que le debían aún días de vacaciones. Necesitaba en este momento evadirse y hacer algo para romper la monotonía.<br />
<br />
El trayecto desde la ciudad era poco más de una hora y la verdad, como no habían domingueros, se le hizo muy rápido. Mientras él salía de la ciudad temprano, veía cómo los coches entraban en dirección contraria. Eso le hizo sentir una oleada de emoción. Se sentía diferente. Mientras ellos entraban en sus rutinas, él salía de ella.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1sSTM6sJB7P9XV85bcuPD82CqP6kfv1H3ZvMSy6iksZAzWLSDfmHpLnNkAbG9Lv5ZzbkpKeIFrLoSCkl9MjhdOU3XXyBKx37FQgNf2ZH4uzrcTdOfGH6OxPLPTiuDziwrFF2OLfYwnxTS/s1600/valle-de-ordesa.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="620" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1sSTM6sJB7P9XV85bcuPD82CqP6kfv1H3ZvMSy6iksZAzWLSDfmHpLnNkAbG9Lv5ZzbkpKeIFrLoSCkl9MjhdOU3XXyBKx37FQgNf2ZH4uzrcTdOfGH6OxPLPTiuDziwrFF2OLfYwnxTS/s400/valle-de-ordesa.jpg" width="400" /></a>Qué sensación de gozo y placer. Era una sensación intensa que le ponía de buen humor. Se descubrió a si mismo silbando y tarareando una cancioncilla del momento. El "jingle" de un anuncio. Cuando se dió cuenta le entró la risa mientras cavilaba sobre la situación y el momento que estaba experimentando.<br />
<br />
Aparcó el coche en una zona solitaria, aunque por el espacio y los indicadores, esa misma zona en fin de semana seguramente estaría llena de domingueros. Cogió sus bártulos, se los cargó a la espalda y se encaminó montaña arriba. Era una ladera suave, verde, con árboles y clima fresco. Respiró hondo dejándose llenar sus pulmones de aire fresco. La emoción lo embargó.<br />
<br />
El olor a tierra húmeda, a bosque y vegetación. El olor a la madera de los árboles y a la humedad de los helechos. El cantar de los pájaros y graznar de un córvido. El zumbido de un insecto y rumor de las hojas secas en el suelo producido por algún animalillo del bosque. En ese momento sintió como su pecho se dilataba y su alma se expandía.<br />
<br />
Ese es el lugar y el momento que no quisiera dejar escapar. Lo sintió intensamente mientras caminaba despacio. Extendió los brazos, como dejándose impregnar por esas sensaciones. Estiró el cuello, elevó la mirada y observó el límpido cielo azul, el aire fresco lo vivificó y la calma lo inundó.<br />
<br />
Era un instante que valía todos los pasados y futuros. Era el momento único que lo abarcaba todo.<br />
<br />
Había nacido para sentir eso. Y se había olvidado hasta ése momento. Hasta ese preciso instante.<br />
<br />
Ahora estaba sentado en la cima del valle y su contemplación lo sumía en un letargo que hacía tiempo que internamente añoraba. Sabía que era finito y pronto debería volver a su rutina. Pero, por una vez en mucho tiempo, no le importó. Disfrutó y vivió el aquí y ahora y no permitió que su mente lo alejará de allí. Y no fue hasta que el sol fue cayendo que se dispuso a volver al aparcamiento donde había dejado su coche.<br />
<br />
No tenía prisa por dejar de vivir esa paz. No había motivos para hacerlo. Era ya mucho tiempo que había esperado. Ahora solo importaba vivir el momento.<br />
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SÁMSARA.<br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-25095215324163950902017-12-21T18:48:00.001+01:002017-12-21T18:58:11.763+01:00El mercado. SÁMSARA<div style="-en-clipboard: true;">
El olor característico a mar salada era penetrante y le llevaba con claridad a sus recuerdos de infancia. Pasaba cerca del puesto de venta de pescado y pudo observar las sardinas en salazón, el rape, la merluza, calamares y otros pescados expuestos con armonioso orden, mientras los tenderos charlaban con sus clientas y despachaban sus mercancías.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYga8VeBWrYx4TAkbvAS06wTCL2zDFmlmNxJ1Ii7NYOW22_xuAxX_Jnffbo4Syc5dg1WLSw-4XmV8NgRljeB5OJznURde65k88XjBPC_84FhkQfelP9kuFpbXKlzA40pYYWP1GUKYi_C0w/s1600/dsc07140.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYga8VeBWrYx4TAkbvAS06wTCL2zDFmlmNxJ1Ii7NYOW22_xuAxX_Jnffbo4Syc5dg1WLSw-4XmV8NgRljeB5OJznURde65k88XjBPC_84FhkQfelP9kuFpbXKlzA40pYYWP1GUKYi_C0w/s400/dsc07140.jpg" width="400" /></a>Caminaba bajo la bóveda acristalada sujeta con sus nervios de acero, que se desplegaban a lo largo del lugar, como si fuera un bosque de árboles metálicos de líneas rectas y simétricas. Se orientaba entre los puestos y tenderetes del mercado, mirando aquí y allá. </div>
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Veía desfilar las gentes a su alrededor, él estaba convencido de que cada una de esas personas era un complejo universo y se sorprendía a si mismo divagando y echando al vuelo su imaginación para construir historias que seguramente no tenían nada que ver con la realidad. O si ¿cómo podía saberlo?</div>
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Pasaba por la sección de charcutería y carne, con esas peculiares luces rosadas que intentaban dar un tono más apetitoso a los embutidos y filetes. No le hacía especial gracia ver las viandas, chorizos y piernas de jamón colgando del techo, en macabro espectáculo, más digno del terrorífico taller de algún Mr. Hyde de turno.</div>
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Pero las gentes hacían cola en ese mini matadero, aunque reconoció que, si bien el espectáculo no era muy agradable, sentía cierta atracción atávica al observar la escena y sintió un ligero retortijón de hambre al ver los jabugos de aspecto brillante y aceitoso. </div>
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<span style="font-family: "helvetica neue";">Meneó la cabeza para alejar las escenas escabrosas que se le venían a la mente al ver toda esa carne rojiza.</span></div>
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Era extraño sentir esa mezcla de repulsa y salivera. Por una lado imaginaba a los pobres animales desangrándose y huyendo del matarife y por otro lado recordaba el delicioso sabor de las barbacoas que había disfrutado entre vinos y champanes con familiares y amigos. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1ujPBbgnst7VWruag3JgVenGLBSKoQ1NcN6-5SK0HgQ6kJiGtwm9cixpZg-iN-JAlIGuZKy0NmSr-RyGbMu90nHyulEXYKbf2jKKwyFXlvpFWubpHHM6pkZ1Wn31NwCWQkTnArrbltl3Q/s1600/ata-calcula-que-durante-la-navidad-se-crearan-en-espana-55-000-empleos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="559" data-original-width="996" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1ujPBbgnst7VWruag3JgVenGLBSKoQ1NcN6-5SK0HgQ6kJiGtwm9cixpZg-iN-JAlIGuZKy0NmSr-RyGbMu90nHyulEXYKbf2jKKwyFXlvpFWubpHHM6pkZ1Wn31NwCWQkTnArrbltl3Q/s400/ata-calcula-que-durante-la-navidad-se-crearan-en-espana-55-000-empleos.jpg" width="400" /></a></div>
Dándole vueltas a esos recuerdos y sensaciones entró en la zona de verduras y frutas. Eran preciosas todas esas naranjas, calabazas, tomates, coles, lechugas y zanahorias y muchas más verduras que se extendían como ejército formado en rigurosa revista. </div>
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En el aire flotaba un aroma dulzón y de mohos. Mezcla de todos esos vegetales que se mantenían frescos gracias a la baja temperatura del mercado municipal. Era diciembre y hacía frío. Se arrebujó en su bufanda mientras aspiraba ese aroma más relajante que en la sección anterior. </div>
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Berenjenas, alcachofas, castañas y setas. Todo bien presentado y bonito. Entraba por los ojos y le entraron ganas de comprar, pero no quería hacerlo porque estaba de paso y no le apetecía cargar con la compra hasta su casa.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhW3pGU2YE19MKxonyW2e5IQybp9K3FUEZuoPx6eHtvVnxGgF1VB1x5L6VOygi1bk9F4Fi-_xw-Ymld_eLemv75dtkQwme8NNq8nM_Jgs8F4o_NXRI3-qPrWzKSMoui-6MAajPnZkGyl_1/s1600/mejores-fotos-valencia-016.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="618" data-original-width="900" height="273" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhW3pGU2YE19MKxonyW2e5IQybp9K3FUEZuoPx6eHtvVnxGgF1VB1x5L6VOygi1bk9F4Fi-_xw-Ymld_eLemv75dtkQwme8NNq8nM_Jgs8F4o_NXRI3-qPrWzKSMoui-6MAajPnZkGyl_1/s400/mejores-fotos-valencia-016.jpg" width="400" /></a>Las verduleras, en efecto, gritaban más de la cuenta y una sonrisa se dibujó en su rostro. Es verdad, se dijo. El saber popular está lleno de tópicos bien ciertos. Unas mujeres más entradas en carnes, otras más delgadas, pero todas vistosas exhibían sus mercancías con esmero. Le encantaba visitar los mercados.</div>
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Esa maravillosa mezcla de sensaciones, olores y experiencias que tanto le hacían vibrar y sentir. Así se le manifestaba la vida, evocando recuerdos de su infancia, momentos y experiencias vividas y sueños aún por ocurrir. Se sentía pletórico y feliz observando todo ese mundo lleno de color, gentes y abastos.</div>
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Todo el mercado estaba adornado con motivos navideños y sonaban los clásicos villancicos de Navidad. Se descubrió a si mismo canturreando el Fum... fum... fum... dejandose llevar por el sonido emitido por los altavoces de sonido metálico que estaban repartidos a lo largo del enorme hangar.</div>
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Era casi Navidad y prácticamente no se había ni dado cuenta. Hace poco que acabó el verano, empezaron los primeros fríos del otoño y ya estábamos en pleno invierno. Hoy, un día 21 de diciembre, precisamente comenzaba la época hibernal, el momento en que el sol permanecía más alejado de nuestra madre tierra y también describía un arco diurno menor en el hemisferio norte. </div>
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Pensó en sus amigos y familiares sudamericanos. Argentinos, colombianos, peruanos. Que suerte tenían de pasar una navidad en biquini. Se los imaginó y se puso contento con la idea de un Papá Nöel achicharrado por el calor tropical.</div>
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Paseando llegó a la zona de las chucherias y frutos secos, allí las guirnaldas y abetos de plástico de navidad señoreaban los puestos de golosinas. Monedas de oro de chocolate, caramelos con forma de bastón rojiblanco, polvorones y los riquísimos turrones. Sintió, ahora sí que si, cómo salivaba y se le licuaba la boca.</div>
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Ese fue el momento que eligió para girar sobre sus talones y marchar de allí. No sabía si podría soportar la tentación y zamparse alguna de esas ricuras tan golosas. Estaba en eterna dieta y no quería tener más sobrepeso del que debía. Aunque si por el hubiera sido se hubiera zampado alguno de esos alfajores o turrones de almendras.</div>
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Sin más, atravesó las puertas metálicas que cerraban el viejo mercado y se dirigió hacia la húmeda y oscura tarde, pues aunque solo eran las seis ya había anochecido. Se cubrió bien con su abrigo y se deslizó calle abajo entre el jolgorio de luces de la pequeña ciudad.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-29566068230061804102017-11-21T12:33:00.000+01:002017-11-21T13:56:39.044+01:00La carretera. SÁMSARA<div>
El sol entraba a través del cristal del parabrisas y provocaba sinuosos reflejos en el interior del vehículo. Las pequeñas motas de polvo tomaban relevancia al recibir el impacto de los rayos solares, y le gustaba observarlos por lo cotidiano de la experiencia, aunque sin perder la noción en tal fugaz detalle, puesto que debía prestar atención a la conducción.</div>
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El simple acto de discurrir por esa carretera le conectaba con las sensaciones de amor hacia papá y mamá. Ambos eran personas mayores, pero gozaban de excelente salud. Además disfrutaba enormemente de charlar con ellos, pues la edad no había limitado su capacidad si no que, al contrario, la había aumentado. </div>
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Se sentía feliz de ver cómo, al mismo tiempo de ir avanzando en edad, avanzaban en sabiduría, y deseó para si esa misma cualidad. Ojalá llegara a su edad con esa claridad y fortaleza, sentía gran admiración y orgullo por sus progenitores, así como gran fortuna por poder disfrutarlos. Aunque no fuera tanto como quisiera, pues sus obligaciones en su trabajo se lo impedían.</div>
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Las curvas en esa conocida carretera seguían transcurriendo provocándole una sensación de confort, mientras el sol penetraba y le calentaba los brazos, el pecho y la cara. ¡Suerte de sus gafas oscuras! Sino difícil sería seguir la trazada sin cerrar los ojos, con la tempranera luz sobre el cristal, impactando en sus retinas.</div>
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¿Cuantas veces las personas disfrutamos de la atención de nuestros semejantes? Pues allí, sería yo quien recibiera ese baño de atenciones. Aunque debería ser al revés y siempre quería que fueran ellos los atendidos, pero acababa dejándose arrastrar por su cálida atención, su amoroso cuidado, su incondicional apoyo.</div>
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Nunca podría agradecerles tanto amor recibido, tantas caricias en forma de consejos, tanto apoyo también material. Por eso, cuando se acercaba el día de hacerles una visita, esa carretera se le hacía larga, precursora de momentos cálidos, curvas suaves sobre el gris asfalto, con el sol afuera sobre el cristal y el sordo sonido del motor del coche.<br />
<br />
Con cada curva su cuerpo se inclinaba, se dejaba mecer. Curvas largas, amables, serenas. El traqueteo de la calzada, el rugir del motor, el calor ligero de la mañana de otoño lo acunaban. No se dormía, estaba totalmente alerta, pero se dejaba llevar por la sutil sensación de estar realizando un viaje al encuentro de sus raíces. Otros vehículos circulaban, en mansa procesión, ajenos a su momento de ilusión contenida, de enigma mágico a punto de resolverse. Atención plena al instante momentáneo.</div>
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Ya estaba llegando, una sonrisa amplia se dibujó en su boca, solo de pensarlo.</div>
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SÁMSARA </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-20870491233597799112017-10-21T11:23:00.000+02:002017-10-23T11:08:40.612+02:00La Sacudida. SÁMSARA<div style="-en-clipboard: true;">
Una oleada imparable le recorría desde la coronilla hasta los pies. Sentía como su vello se le erizaba sin poder evitarlo y una sensación agradable recorría su cuerpo. Sintió como toda su estructura ósea y muscular se distendía y un crujir profundo se dilataba en todo su ser.
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Esa sensación se adueñaba de ella desde la superficie de su piel y penetraba hacia las capas más profundas de su ser. Hacia adentro. Sentía toda esa energía recorrer su cuerpo provocando sensaciones de color diamante cristalino. No podía verlo con sus ojos porque había poca luz, pero lo veía de alguna otra forma no física difícil de explicar.
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Por su ventana solo entraba la luz proveniente de un cielo estrellado con un gajo de luna recortado sobre un cielo negro acerado, límpido y sin nubes. Fresco y despejado. Serían las cuatro y algo de la madrugada y justo se había despertado abriendo los ojos de par en par en la clara oscuridad de su dormitorio.
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Su pareja se movió a su lado en la cama, escuchó su respiración tranquila y se preguntó si estaría notando lo mismo que ella. Pero dedujo que estaba dormido.
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Se preguntó sobre cual sería el origen de esa extraña sensación que la mecía. Al instante le vino a la mente la imagen del cielo infinito, del espacio más allá. Le vinieron a la mente la imagen de seres celestiales incorpóreos, como de otra civilización no física. Quedó un poco aturdida por ese loco pensamiento. Ella era una persona racional. Pero la idea se grabó en su mente como una posibilidad real.
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Y entonces se abandonó a la posibilidad, a esa sacudida de energía desconocida, limpia y fuerte, sosegada y armoniosa que la invadió con más fuerza. Dejó su mente en blanco sólo para sentirla sin ambages, para disfrutarla sin preguntas. Y la sacudida le encantó. La corriente la invadió y una fuerza increíble la penetró hasta el fondo de su ser. Hasta el último rincón de su alma.<br />
<br />
<span style="color: #0b5394;">Sámsara</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-26912933510323021682017-09-21T19:40:00.003+02:002017-09-21T19:40:34.944+02:00El loco. SÁMSARASus puños se cerraron mientras las puntas de sus dedos, enroscados como el caparazón de un caracol, se le clavaban en la palma de su mano. Una corriente de satisfacción y entusiasmo le recorría sus brazos hasta llegarle a su pecho, era una especie de alegría incontrolable.<br />
<br />
Se puso a dar saltos como un crío mientras agitaba sus brazos en el aire, haciendo aspavientos desmesurados. Empezó a gritar de forma convulsa palabras de afirmación y animo. No se daba cuenta de lo que sucedía en su alrededor, solo de su sensación creciente e incontrolable de entusiasmo y dicha.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYHtSxkbUcwK9rYa7Ar8pcu1AlabCuDCRGZ6lLz-YK4fNpdJhID_y8JWl1ErLQGt_88ec8KnFIHXG0MjltaNDPeO4cEFCXSQmYAGqNXeYI9ZqJLvM3UIG7PshsFmswSXBqig-yGsmtLXO_/s1600/IMG_1971.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="626" data-original-width="571" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYHtSxkbUcwK9rYa7Ar8pcu1AlabCuDCRGZ6lLz-YK4fNpdJhID_y8JWl1ErLQGt_88ec8KnFIHXG0MjltaNDPeO4cEFCXSQmYAGqNXeYI9ZqJLvM3UIG7PshsFmswSXBqig-yGsmtLXO_/s320/IMG_1971.JPG" width="290" /></a></div>
<br />
Bailaba al ritmo de una música interior, que solo él escuchaba, mientras bajaba por la pendiente dando saltitos de alegría. Era una locura.<br />
<br />
Se dejó llevar por la placentera sensación. Era como un cosquilleo que le subía desde la base de su abdomen hasta su garganta. Un cosquilleo que crecía de modo cálido y expansivo desde su perineo hasta su coronilla, la disfrutó sin reparos y la experimentó deleitándose en la excitante sensación.<br />
<br />
Su cara dibujaba una sonrisa enajenada, como si estuviera en otra dimensión y sus ojos entrecerrados se movían inquietos en todas direcciones. Sus pupilas dilatadas hubieran asustado a cualquiera que se hubiera acercado lo suficiente como para verlas.<br />
<br />
Le hubiera encantado compartir con alguien su dicha pero las personas que se cruzaban en su camino no parecían interesarse por él. Pasaban por su lado con sus vidas grises a cuestas y la mirada baja. Los pocos que lo miraban expresaban su extrañeza frunciendo el ceño y desviando la mirada, como si estuvieran viendo un enajenado, un pobre diablo loco.<br />
<br />
Pero él tenía motivos para sentirse eufórico, tenía motivos para sentir esa plenitud que lo embargaba. Era una emoción profunda que se había adueñado de él y no podía ni quería desembarazarse de ella. Se había dado cuenta de una comprensión trascendente sobre su vida. Así, de repente y sin más, había caído en la cuenta de que él era un dios creador.<br />
<br />
Le sobrevino ese entendimiento mientras paseaba por las calles de su ciudad, no hubo ningún hecho que lo motivara ni lo propiciara. Sencillamente ocurrió.<br />
<br />
Se había dado cuenta de que no dependía de nada ni de nadie para vivir una experiencia de alegría y expansión.<br />
<br />
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<br />
Había tenido tan cerca de si, esa reflexión, que jamás hubiera imaginado que era la clave de su vida. El gran engaño al que se había sometido durante toda su vida.<br />
<br />
Y ahora, de repente, sin siquiera pensarlo, lo entendía todo, y permitió que la emoción le embargara todo su cuerpo. Por fin había entendido que el ser humano no depende de nada, ni de nadie, para ser feliz. Para sentir un estado interno de gozo y alegría. Ebrio de amor.<br />
<br />
Y se sintió libre y saltó. Y bailó. Y sonrió a quién por su lado pasó. Y como loco de alegría, calle abajo, corrió.<br />
<br />
SÁMSARA<br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-51313003534635662732017-08-21T22:04:00.005+02:002017-08-21T23:12:39.310+02:00El chucho. SÁMSARA<div>
No sabía cuanto tiempo llevaba ladrando. De hecho, no se había dado cuenta de que estaba haciéndolo hasta que unas ligeras cosquillitas en su nariz lo sacaron de su ensimismamiento. </div>
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Ahuyentó con un movimiento involuntario de su mano derecha al posible insecto y fue cuando se percató de que un perro del vecindario estaba ladrando. Insistentemente. Pareciera que estuviera poniendo todo su ser en ese ladrido agudo y persistente. </div>
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De nuevo sintió el cosquilleo que le producían las diminutas patitas al trotar por su sensible piel. Supuso que sería una mosca. Extremo que confirmó al oír su seseante zumbido, cuando volvió a espantarla con su mano. Exhaló un suspiro de aburrimiento.</div>
<br />
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Abajo, en la calle, el indignado can, continuaba empeñado en demostrar su fiera determinación a quién osara dudar de su amenazadora figura, aunque por la tonalidad quisquillosa y lo repetido de sus ladridos, diríase que se trataba de un perro faldero. De esos nerviosos y asustadizos, de ojos saltones.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNzq247bJn_gmBtGkwCPh_mtVcWy0pHBsvCCySRjZZnP0RSQFQT0tEwTrDSWQgBZ5wAfV3WRvqeW1cIFzWl2PlJarLS28RotLZZbVc91igWXb5EKpb7BraSsebOxah_mzVPVS_aqcmCYvl/s1600/depositphotos_53610931-stock-photo-cute-chihuahua-barking.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="853" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNzq247bJn_gmBtGkwCPh_mtVcWy0pHBsvCCySRjZZnP0RSQFQT0tEwTrDSWQgBZ5wAfV3WRvqeW1cIFzWl2PlJarLS28RotLZZbVc91igWXb5EKpb7BraSsebOxah_mzVPVS_aqcmCYvl/s320/depositphotos_53610931-stock-photo-cute-chihuahua-barking.jpg" width="266" /></a>Finalmente abrió los ojos. No podía concentrarse. Había querido meditar unos minutos, pero su intención había quedado interrumpida. A pesar de los inconvenientes le parecía que había estado en actitud meditativa un buen rato. Había superado el calor del ambiente y pudo retirar su consciencia a un lugar profundo de su ser. </div>
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Permaneció un tiempo indefinido hasta que involuntariamente una pequeña distracción lo llevo a sentir aquel insecto y a darle un manotazo. Le pareció curioso no haber advertido durante su meditación la presencia de los ladridos del perro enojoso y enojado y si haber sentido la presencia de la mosca en su nariz. Cosas raras de la práctica meditativa en la que poco a poco se iba introduciendo.</div>
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Meditar era prestar atención absoluta a su cuerpo, a las sensaciones que permanecen y luego se amortiguan. Es volcar el interés en si mismo, en cómo se siente uno, en aspectos como qué temperatura hay, qué sostiene tu cuerpo, qué sonidos te rodean, e ir dejando pasar las cosas concretas como son tus propios pensamientos. Perderse poco a poco en la profundidad de tu consciencia, hasta llegar a un punto de no experimentar nada. Sólo la quietud. El equilibrio. La paz.</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5gJhkHqycm7UMPV0xi5C2j40ppYkrqDsOg6biuetVM1CF-Jr4AWMzpjBHgcjcC4Vw2AZ5XJWB0VTk1FCprNXPbpyHEKIORLpHv7RwLf2x6eZ50EnrUxelK-spC_HQQDtO533sfdW36rtd/s1600/images-5.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="208" data-original-width="242" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5gJhkHqycm7UMPV0xi5C2j40ppYkrqDsOg6biuetVM1CF-Jr4AWMzpjBHgcjcC4Vw2AZ5XJWB0VTk1FCprNXPbpyHEKIORLpHv7RwLf2x6eZ50EnrUxelK-spC_HQQDtO533sfdW36rtd/s320/images-5.jpeg" width="320" /></a></div>
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Esos momentos son solo instantes, pero perduran en tu recuerdo mucho más allá. A veces, cuando la vida ajetreada lo sacudía fuerte, evocaba esos momentos sagrados de quietud espiritual. Se había habituado a meditar con cierta regularidad, casi a diario y hoy como era pleno verano había decidido hacerlo en su terraza.</div>
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Hasta que su consciencia lo llevo al inoportuno perrito chillón. Viendo que su sesión de hoy no podría continuar decidió dedicarse a su actividad preferída. La "dolze fare niente". No era bien, bien meditar, pero permanecer relajado y no hacer nada, cuando el calor aprieta le parecía una actividad fantástica.</div>
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El perro seguía empeñado, allá abajo, en demostrar su inquebrantable tesón. Ladraba más fuerte, más chillón y más rápido. O eso le pareció. Menudo energúmeno. Quiso levantarse y asomarse a la terraza a ver que era lo que excitaba tanto al pequeño cánido pendenciero, pero su laxitud y vagancia se lo impidió. En pleno verano, cuanto menos esfuerzo, mejor.</div>
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Se sintió exangüe y se abandonó a la pereza. No se iba a levantar para ver qué pasaba. No pareciera muy interesante ver a qué o a quién ladraba ese pequeño cabronzuelo. Y a pesar del ruido y el follón y la curiosidad que sentía por saber que indignaba tanto al chucho, siguió sentado en su cojín de meditar, abandonado al no hacer nada, sano deporte estival, que tanto le apetecía.</div>
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SÁMSARA</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-70542813472356908602017-07-22T14:28:00.003+02:002017-07-22T14:29:53.200+02:00El trayecto. SÁMSARA<div>
El reflejo del cristal le devolvía la imagen. Los veia gesticular y sentía los ademanes ostentosos del hombre junto a ella. Las dos mujeres que acompañaban al hombre también gesticulaban y hablaban con voz fuerte. ¡Le estaban amargando el trayecto!</div>
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Subió al tren como tantos otros días, con su música relajante en sus auriculares. Era una forma de aislarse del entorno y no sentir las incomodidades del trayecto de forma tan intensa. Así con esa música dulce, u otras veces con música para bailar, pretendía no vivir la incómoda experiencia de un trayecto de poco menos de una hora.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglm84RAYpl21dS1gu0gNE-VU3DtRSVH4NX6Tvw5neM4SoSEo1995fCuInj3Fwhxhm30Rj2YhhAEySTv20aOrxUE-qZouFaL_LTZa7w3R7r5GvBSCYry-AkTps7ToyO0g8hT3steN_783_T/s1600/derechos_de_los_viajeros_del_tren.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="622" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglm84RAYpl21dS1gu0gNE-VU3DtRSVH4NX6Tvw5neM4SoSEo1995fCuInj3Fwhxhm30Rj2YhhAEySTv20aOrxUE-qZouFaL_LTZa7w3R7r5GvBSCYry-AkTps7ToyO0g8hT3steN_783_T/s400/derechos_de_los_viajeros_del_tren.jpg" width="400" /></a>Generalmente buscaba un sitio cómodo, apartado del bullicio y donde pudiera estirar las piernas y le importunaran lo mínimo posible. Pero ese día no fue posible. </div>
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Por el motivo que fuera el tren iba bastante lleno. Gente vestidos de playa, con ropa vulgar, algún que otro mendigo pedigüeño o vendedores de pañuelos con mensajes lacrimosos escritos con faltas de ortografía impostadas, demasiado exageradas para ser ciertas.</div>
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Consiguió sentarse en un lugar donde nadie se había sentado aún y eligió el que le pareció mejor, aunque en su mente no aparecía la posibilidad de lo que iba a ocurrir. No por improbable, si no por inmerecido. Como si eso no pudiera pasarle a ella.</div>
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Nada más sentarse tres personas se sentaron en los otros asientos vacíos que la rodeaban. Un hombre de unos sesenta años, una mujer joven de unos veinte y otra cercana a la cincuentena. Aunque sus edades no podían asegurarse. Iban vestidos con ropa barata de mercadillo y hablaban elevando la voz considerablemente. </div>
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El hombre era de tez morena, calvo en la frente y con pelo cano y largo hasta la nuca. Hablaba fuerte gesticulando, explicando sus argumentos con una seguridad histriónica, como si no le importara lo que ocurriera a su alrededor. Quizás al contrario, pareciera que todos debieran estar interesados por lo que él pudiera decir, puesto que el tono de su vozarrón era imposible de no escucharse.</div>
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Ella instintivamente subió el volumen de su smartphone para intentar así no escuchar las bravatas del individuo, que además sentía junto a ella, por la proximidad inevitable, debido a los aspavientos que se deba. Pareciera que si ése hombre llegara a presidente del gobierno, podría arreglar el país. </div>
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Lo observaba desde el reflejo del cristal del vagón, ya que no se atrevía a mirarlo, no fuera que se le contagiara algo de esas formas zafias con las que el personaje se expresaba. Miró a las dos mujeres que lo acompañaban, la más joven frente a él, la más mayor frente a ella. Pareciera que le seguían el cuento y reían también con exageración las chanzas y comentarios del individuo. </div>
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La ropa de ellas era de igual calidad de las de él. Parecían del mercadillo, lo peor. No eran pobres, no lo parecían, pues tenían joyas vistosas e incluso un bolso de marca. De tez morena por el sol del verano, cuerpos abultados, excesivos y sin complejos. Hasta la chica joven lucia unos pechos y nalgas considerables. No trataban ser de ninguna etnia ni región en particular, eran solo gentes sencillas, de educación escasa y comportamiento llano.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiztX4YDc1M9lZ3g1pI7od1CBOLXqNn6nWHhDG-7Jp9z_iNS6YlugRQR_ZnV1g480nfiE_gcwFnAkU99_G_m-x1bLLqmXoIwMRsHnHYmpLNojhkric2ZBsEWtzmw5QHB4XzthxWJpLybWmb/s1600/getimage.aspx.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="533" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiztX4YDc1M9lZ3g1pI7od1CBOLXqNn6nWHhDG-7Jp9z_iNS6YlugRQR_ZnV1g480nfiE_gcwFnAkU99_G_m-x1bLLqmXoIwMRsHnHYmpLNojhkric2ZBsEWtzmw5QHB4XzthxWJpLybWmb/s400/getimage.aspx.jpeg" width="400" /></a></div>
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Pero a ella le molestaban. Algo se desencajaba dentro de su persona. Maldecía su mala suerte para sus adentros. Con el calor que hacía, lo pesado que era ir en el tren y encima esa gente alrededor suyo. Se sentía realmente incomoda y tensa, además no había forma de zafarse de la situación puesto que el resto de asientos se había ido llenando en el trayecto que ya habían ido recorriendo.</div>
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Si un observador hubiera evaluado la escena se hubiera tronchado de risa. Ahí estaban las tres personas, hablando, gesticulando y disfrutando de sus propias ocurrencias y ella, pequeña y encogida, tratando de ausentarse de su lugar y su momento.</div>
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De repente, se creó un silencio. Sus compañeros de asiento, por la razón que fuese, coincidieron en permanecer quietos y callados. Sintió un alivio en su interior. Pensó en que si permanecieran así cayados, su trayecto sería más llevadero. En ese instante, tomó aire profundamente y lo expulsó largamente sintiendo el sosiego en su corazón. Un momento de respiro. De paz. </div>
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Al instante, las chanzas, aspavientos y voces de sus acompañantes volvieron de nuevo a su realidad. ¡Que poco había durado la tranquilidad! Y entonces, lo comprendió. La paz no estaba ahí afuera en su entorno. La serenidad no estaba en unos compañeros más guapos y más educados. </div>
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Ella comprendió de repente que esa situación que estaba viviendo y que tanto la estaba fastidiando era una situación perfecta para darse cuenta que la calma que ella ansiaba no se encontraba en los hechos que la rodeaban. No podía supeditar su felicidad a un trayecto más o menos incómodo. Dándose cuenta de eso cerró los ojos y accedió al tesoro que permanecía en su alma. Al lugar aquel que acudía cuando las cosas no iban bien.</div>
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Y conectó. Conectó con la comprensión y el perdón que necesitaba. Esas gentes estaban ahí para recordarle que su felicidad no estaba ahí afuera si no en un lugar dentro de su corazón. </div>
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Ya no quiso cambiar la situación, ya no quiso que sus molestos vecinos se fueran, solo quiso entrar en su rincón mágico para sentir la plenitud de ese instante presente que nunca más volvería a ocurrir. Esa oportunidad única que la vida le brindaba para encontrar y experimentar lo mejor de sí misma.</div>
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En ese momento se dio cuenta de que, como por arte de magia, las personas ya no estaban allí. ¿Cuanto tiempo hacía que no estaban allí? Por la parada en la que ahora el tren se encontraba, podían hacer ya un buen rato que se habían marchado. Se sintió maravillada al comprender lo que había ocurrido.</div>
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<span style="color: #e06666;">SÁMSARA</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-3766267495568880232017-06-21T11:58:00.001+02:002017-06-21T12:30:36.691+02:00El vacío. SÁMSARA<div>
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMpNk_k0aLDKvcIDxYA8bsvOQ1xOaI4TS2MNi51zB7Zw5jSAI4wA87XttE_jGofmzBPhAIZgIR_LeP7ifw9OrlZLQ0AywpSWRSbrCEpgaZhj_bHTlWURZCgV1RCs7aDUdOEJy5sTI81O4B/s1600/IMG_1935.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="814" data-original-width="1600" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMpNk_k0aLDKvcIDxYA8bsvOQ1xOaI4TS2MNi51zB7Zw5jSAI4wA87XttE_jGofmzBPhAIZgIR_LeP7ifw9OrlZLQ0AywpSWRSbrCEpgaZhj_bHTlWURZCgV1RCs7aDUdOEJy5sTI81O4B/s400/IMG_1935.JPG" width="400" /></a>Hacía todo lo posible por taparlo. De manera inconsciente inventaba mil maneras de no percatarse de eso. Procuraba encontrar fórmulas diversas de no adentrarse en él. Cualquier novedad en sus circunstancias le servía para evadirse de esa sensación. Él sabía que había algo en su interior que estaba desnudo, sin cubrir. Una sensación que desde siempre había estado evitando.</div>
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Era como un vacío en su interior. Un vacío que le causaba incomodidad, un hueco profundo sin fin aparente. Una sensación de ahogo, una falta de respiración, algo cercano a la falta de vida. A veces se había asomado al borde de ese hueco y una sensación de vértigo se había apoderado de él con solo mirarlo, ni mucho menos se había atrevido a adentrarse en ese vacío. No fuera que... aunque realmente no sabía que pasaría si un día se dejaba ir llevado por el magnetismo de ese vacío.</div>
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Antes que hacer eso prefería escuchar la radio, leer libros o ver vídeos por YouTube. Cualquier cosa antes que acercarse a ese vacío. Le encantaba escuchar música y a lo largo de su vida se había convertido en un melomano. Si salía a hacer ejercicio, a correr o en bicicleta de montaña siempre lo hacía con sus auriculares y música motivadora. Si caminaba por el bosque se acompañaba de algún audio. Si realizaba tareas monótonas, de cuidados en el jardín o la casa, las amenizaba con alguna entrevista grabada.</div>
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Experiencias vitales, relaciones tempestuosas, circunstancias intensas le ayudaban a distraerse de eso. Fiestas nocturnas, deportes de riesgo, amistades variopintas le servían de tapadera, de anestesia vital para cubrir su desnudez profunda. Tenía una mente dispersa, se distraía con facilidad y cualquier cosa le servía para alejarse de ese hueco.</div>
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Pero, no sabía porqué, ahora estaba cansado de todo eso y su mirada interior lo llevó a las inmediaciones de ese vacío. Y decidió acercarse a él. Decidió vivir esa experiencia, la que había querido evitar siempre. Decidió conocer ese espacio interior, vácuo, etéreo, incorpóreo, pero que se manifestaba en constantes intentos de eludirlo. Quiso conocer esa experiencia.</div>
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Hizo las principales tareas del día y se dispuso a encontrar un momento de calma. Se sentó en su lugar preferido y cerró los ojos. Empezó a calmar su mente y a buscar en su interior esa zona cercana al vacío. Pero ahora no aparecía con facilidad. Evocó mentalmente esa sensación y apareció algo parecido, una versión desdibujada que sabía no era la real. Era como asomarse a una tristeza, a una melancolía sin brillo, ausente, lejana y gris. Permaneció un buen rato alerta a esas sensaciones. Escuchando y observando su interior.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih85g69JtqTzs0ccTYmPyShr24cZSDDAGWPV6QUUKPGVHoExbafC37EY6NNIKWlk-9bOGM4cRQPApZ5eTHhlX09DdSqaQtcj5yZkS6GmFq-zJQ-jtfguH1W-BMmiaZv7GQBSBVZnLXgqQV/s1600/IMG_1937.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEih85g69JtqTzs0ccTYmPyShr24cZSDDAGWPV6QUUKPGVHoExbafC37EY6NNIKWlk-9bOGM4cRQPApZ5eTHhlX09DdSqaQtcj5yZkS6GmFq-zJQ-jtfguH1W-BMmiaZv7GQBSBVZnLXgqQV/s400/IMG_1937.JPG" width="400" /></a></div>
Esa no era la sensación real de la que había huido siempre, pero se le parecía. Sintió que sencillamente formaba parte de él. Pero precisamente cuando le prestaba atención, por fin, después de una vida de eludirla, ahora se le presentaba esquiva. Escurridiza. Pero no le importó. Siguió escuchándose, dejando que sus sensaciones señorearan su consciencia, con el convencimiento de que el día menos pensado podría asomarse a ese lugar. Caminar por esa zona de exclusión, ese espacio desconocido. </div>
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No sería hoy. Tampoco sabía cuando sería. Pero ahora se sentía preparado. Algo había cambiado en su ser que lo haría permanecer atento a cualquier sensación que apareciera en su estado personal. Sentía la firme decisión de conocer quién era realmente, qué formaba su ser, de qué estaba hecho ese hueco al que siempre había dado la espalda.</div>
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<span style="color: blue;">SÁMSARA</span></div>
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<span style="background-color: #bd081c; background-position: 3px 50%; background-repeat: no-repeat no-repeat; background-size: 14px 14px; border-bottom-left-radius: 2px; border-bottom-right-radius: 2px; border-top-left-radius: 2px; border-top-right-radius: 2px; border: none; color: white; cursor: pointer; display: none; font-family: "helvetica neue" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 11px; font-style: normal; font-weight: bold; left: 359px; line-height: 20px; opacity: 1; padding: 0px 4px 0px 0px; position: absolute; text-align: center; text-indent: 20px; top: 486px; width: auto; z-index: 8675309;">Guardar</span><span style="background-color: #bd081c; background-position: 3px 50%; background-repeat: no-repeat no-repeat; background-size: 14px 14px; border-bottom-left-radius: 2px; border-bottom-right-radius: 2px; border-top-left-radius: 2px; border-top-right-radius: 2px; border: none; color: white; cursor: pointer; display: none; font-family: "helvetica neue" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 11px; font-style: normal; font-weight: bold; left: 359px; line-height: 20px; opacity: 1; padding: 0px 4px 0px 0px; position: absolute; text-align: center; text-indent: 20px; top: 486px; width: auto; z-index: 8675309;">Guardar</span>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-88965492611363796342017-05-21T09:35:00.004+02:002017-05-21T10:33:15.231+02:00Los amigos. SÁMSARA<div>
Su mirada estaba perdida en el fondo del plato. Sentía un vacío, ausente de sensaciones, absorto en la nada. Un ruido de cubiertos, el metal chirriando sobre la loza, lo sacó de ese mini trance. Se sorprendió a si mismo inhalando aire por la nariz y dejando ir un largo soplido por la boca.<br />
<br />
Miró alrededor suyo y los vio charlando, con los carrillos llenos, riendo y mirándose ansiosamente unos a otros. Observó cómo se establecía un juego en el que nadie ganaba. Había una corriente telúrica que los unía a todos pero que nadie percibía. Ni siquiera él que estaba alerta y consciente de ese movimiento.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCteX3RIxKa1lOo3OKuI8X4RxIBLP3dCWHAm93kW2VJskHMusPygiONdAwAXVflJUx8IC1-41w23ppG7Ie35e1fPu_YJs2pagblpWk-VfDXBCbBji96-4VIU7gMtnFd0DacxPK801u0-xe/s1600/cenaportada.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCteX3RIxKa1lOo3OKuI8X4RxIBLP3dCWHAm93kW2VJskHMusPygiONdAwAXVflJUx8IC1-41w23ppG7Ie35e1fPu_YJs2pagblpWk-VfDXBCbBji96-4VIU7gMtnFd0DacxPK801u0-xe/s400/cenaportada.jpg" width="400" /></a><span style="text-align: center;">Unos explicaban de forma grandilocuente las últimas noticias financieras del momento, con aires de conocer y saber más que nadie sobre ese tema, como si los designios del movimiento socio político y económico estuviera sustentado en esa mesa alargada llena de platos, comida, cubiertos y vino.</span></div>
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Si otros no podían argumentar lo contrario o apoyar la corriente de opinión reinante, quedaban rezagados de la conversación, como a él mismo le estaba pasando.</div>
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También la conversación derivaba hacia chismorreos sobre personas conocidas, justo los que ese día no habían podido acudir. Si te perdías alguna de esas cenas estabas sentenciado, probablemente. Se juzgaba sin defensa posible a amigos y conocidos de forma jocosa e incluso alarmista en algunos casos.</div>
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<br />
Otras veces la conversación derivaba a los trabajos de los más ilustres componentes de esa mesa, explicando conocidos y aburridos chances sobre éste o aquél tema. Todo sumado, cogia un aroma de naftalina pringosa que se apoderaba de su persona. Y él aún no había descubierto cómo zafarse de eso, cómo proveer a esas cenas de un sentido más elevado.</div>
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Su estado de ánimo era consecuencia de esa frustración contenida que sentía hacia su grupo de amigos. ¿Amigos? Se sorprendió preguntándose en lo profundo de su mente. Eran un grupo de personas con anhelos tan dispares, que ya no los reconocía como propios. Ya no los vivía con la intensidad que un verdadero amigo mereciera. Y eso hacia ya años que lo tenía carcomido. La culpa se apoderaba de su nterior, al mismo tiempo que el rechazo por su grupo.</div>
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No tenía respuestas a cómo debía comportarse. Permanecía callado, distante, fuera del grupo. Sintiendo un mar de emociones en su interior. Mar oscuro y tenebroso, mal oliente por un ambiente estancado y enrarecido. Todo esas emociones lo habían sumido en ese silencio ausente, instantes antes de que el chirrido de la loza y el tenedor le sacara de su ensimismamiento.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC53TbjjTup_WWM8xLeYE7mzkLLzvs-o9uCftP-GxL8GAjAPKxZHfkiLXlzFwNjPkwkymZEaRCNswcSuo_6QXJAqd1HtnAoh_6gikfERYf840mRWtS3wxC1yHfBZNCqR0w2NXBJvcVthuW/s1600/supper1024.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC53TbjjTup_WWM8xLeYE7mzkLLzvs-o9uCftP-GxL8GAjAPKxZHfkiLXlzFwNjPkwkymZEaRCNswcSuo_6QXJAqd1HtnAoh_6gikfERYf840mRWtS3wxC1yHfBZNCqR0w2NXBJvcVthuW/s1600/supper1024.jpg" /></a></div>
<span style="font-size: xx-small;">(imagen de la serie Los Soprano)</span><br />
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Cada vez que los veía sentía la alegría en el fondo de su corazón. Sentía como danzaba en su interior un baile de mariposas al sentirse en pertenencia al grupo. Abrazos, saludos, apretones de manos cariñosos y palmadas en el hombro sinceras. Una armonía que permanecía más en el deseo que en lo acontecido. </div>
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Poco a poco la camaradería, la alegría por los años y experiencias compartidas, iban dando paso a la desilusión. A la desazón profunda que le provocaba sentirse ausente. Sentirse fuera de allí. A la comprobación fehaciente de que ya no pertenecía al clan. Al grupo. Los chicos iban hacia un lado y él hacia el otro. O quizás era él quien se marchaba por otros lares, mientras ellos permanecían en ese punto. No lo sabía, no tenía certezas, ni respuestas. Solo un enorme vacío en sus entrañas.</div>
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Los miro y observó. Una imagen en movimiento, sin sonido. Como si estuvieran lejos. Los miro uno a uno. Sus amigos. Un grupo de desconocidos que bailaban en torno a sus propios personajes. Un maremagno de egos danzando en torno a ídolos falsos. Y él allí en medio. Sólo, triste, con culpa y pesar, acercando a sus labios el siguiente bocado, que ni degustó, ni sintió, ni pudo prestar atención a su aroma, porque solo le llenaba el tremendo hueco que sentía en su interior.<br />
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SAMSARA</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-82324051582442426472017-04-21T18:24:00.000+02:002017-04-21T18:37:39.972+02:00El dinero. SÁMSARA<div>
Sentía un nudo en sus tripas. Era como si algo la atenazara en su estómago, como si una pinza grande e invisible le apretara en lo profundo de sus entrañas. Y la retorciera. Y giraran esas tenazas un cuarto de vuelta más, generando una sensación molesta y tirante, creando un vacío en su interior. Una sensación extraña y rara. Difícil de explicar.</div>
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No era la primera vez que la sentía, pero ahora esa borrosa sensación señoreaba en su interior, y se adueñaba de sus sentidos. Era horroroso, y no quería abandonarse a esa tortura. </div>
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Todo pasó cuando recibió un aviso de su banco. Le habían enviado un mensaje por el teléfono móvil, avisándole de que tenía un descubierto en su cuenta. En cuanto dispuso de un momento, incrédula, accedió a su estracto bancario a través del propio teléfono móvil y vio que si, que tenía números rojos, y no era una pequeña cantidad, si no un buen pellizco.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUTk_O_Fnhen-VPhVZ6Xj6tk797oIqxhOucIJKQYqGQhLEwPRM0Foom145z5yztcKZHK812JxPeUALwtkwXew4jniQtDQJVB-w1zpPUmzYDz577jEngS1hr7eFyYWqKP5x5PSH5AHlelJe/s1600/Dollarphotoclub_93927954.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUTk_O_Fnhen-VPhVZ6Xj6tk797oIqxhOucIJKQYqGQhLEwPRM0Foom145z5yztcKZHK812JxPeUALwtkwXew4jniQtDQJVB-w1zpPUmzYDz577jEngS1hr7eFyYWqKP5x5PSH5AHlelJe/s400/Dollarphotoclub_93927954.jpg" width="400" /></a>Sintió ese vacío que había sentido tantas veces, y cómo esa mano oculta se entretenía torturando su estómago. Pensó en las reiteradas veces que le había pasado eso y entonces, se abandonó a sus sensaciones. Esta vez no "taparía" su emoción, echando tierra encima, ni echando la culpa fuera, ni cambiando de tema. Esta vez se dejaría llevar y sentir eso dolor punzante y retorcido que crecía en su interior.</div>
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Y lo hizo. Dejó lo que estaba haciendo para sentir. Para sentir la desesperanza, el enfado, la rabia por seguir en la misma situación mes tras mes. Sintió como subía desde su interior el volcán de las emociones, el enojo y el enfado porque la vida la castigaba tan duro ¿Que mierda podrida estaba sucediendo que siempre le pasaba lo mismo?</div>
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Ese ardor que siguió después de que las tenazas invisibles retorcieran sus entrañas le subió desde la boca del estomago por todo su pecho como si fuera la lava de un volcán, y la dejó subir. Sintió el calor del enfado, del cabreo. La rabia que le sacudía su ser, el calor explotando en su garganta, sus uñas clavándose en la palma de sus manos al apretar sus puños, tensando la piel del dorso y poniendo lívidos sus nudillos.</div>
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Sintió rompérsele la garganta, sintió otra oleada de azul de tristeza, y también la dejó ir, también la acompaño fuera de si, y lloró, lloró como hacía tiempo que no lloraba. Sin lamentos, solo una tristeza antigua que brotaba de su alma. Saltó la tapa que contenía toda su fracaso, torrente de lágrimas azules, que limpiaron su ser, que clamaban salir, como la pus de una herida vieja. Lloró sola, sin amargura, liberada por años de contencion, de inconvenientes, dificultades en su vida, de frustración vital. Lloró por sueños rotos, lloró en un mar salino y amargo, hasta que no pudo más. </div>
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Y se sintió liberada. Los ojos inflados, la nariz moqueando, el alma rota. Pero sintió como si un arco iris se formara en su corazón. Intuía que el sol siempre estaba ahí y que sale cada día, después de las largas, tenebrosas y oscuras noches. Sintió que ahora el sol podría calentar su cuerpo, se había liberado y se estaba preparando para recibirlo.</div>
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Se había quedado vacía, como cuando te levantas de una larga siesta, desorientada, con la cabeza embotada, pero el corazón fresco. Miró por la ventana y si, el sol estaba ahí. Sintió el confort, el abrazo que le regalaba, la esperanza de que sucediera lo que sucediera se tenía a ella misma y a su propio ser.</div>
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<span style="color: #0b5394;">SÁMSARA</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-40680367001812944602017-03-21T21:28:00.002+01:002017-03-21T21:45:34.526+01:00El Amanecer. SÁMSARA<div>
El fondo interior de sus párpados cogía un tono de color melocotón cuando, aún con los ojos cerrados, hacía el ejercicio vano de intentar ver algo. Se había sentado en una posición parecida a la del loto sobre un cojín, para no lastimarse los tobillos, mientras el sol de la mañana calentaba tímidamente su cuerpo. </div>
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Poco a poco el confortante y anaranjado calor del sol matutino empezó a invadirlo. Una modorra placentera se iba apoderando de él, mientras sentía un<br />
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ligero cosquilleo en la base de la pélvis. Una ligera vibración en su períneo que le llamó la atención y en la que posó su conciencia. Dejó ocurrir esa sensación, no le puso reparo y la observó. </div>
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El caso es que esa sensación era conocida, aún sin saber de qué o de cuando. Se dejó llevar y sintió como esa casi imperceptible sensación de calambre placentero se apoderaba de la base de su cuerpo. El color anaranjado que veía en la pantalla interior que formaban sus ojos cerrados se fue transformando, en un momento dado; en colores más fríos, entre azul índigo y morado. Empezó a ver esas formas y luces interiores girar sobre sí mismas.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmsryd0rUo6T1K7LEc-N_27BqS3QTumnWyNgQYChwH7aG9STgAcGG7ZcWvwt4WljBXXygjNONqNURU_zqgzfAcSh6gqsaXaT6vIhdWXtG8c-VFLgIJpIdhTFRPNozaF4omxAHCoBwspduQ/s1600/ws_Wheat_Field_Dawn_1920x1200.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmsryd0rUo6T1K7LEc-N_27BqS3QTumnWyNgQYChwH7aG9STgAcGG7ZcWvwt4WljBXXygjNONqNURU_zqgzfAcSh6gqsaXaT6vIhdWXtG8c-VFLgIJpIdhTFRPNozaF4omxAHCoBwspduQ/s400/ws_Wheat_Field_Dawn_1920x1200.jpg" width="400" /></a></div>
La vibración siguió creciendo en su interior y empezó a subir por su erguida columna, mientras sentía el paulatino aumento del calor que le ofrecía el disco solar que iba emergiendo con decisión desde la raya del infinito. A la sensación de calor y placer se le sumó el canto de algunos pájaros que saludaban la mañana primaveral con alegría. </div>
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Oía el revolotear de sus alas, sentía su presencia por los gorgoritos que emitían, mientras unos parloteaban, por allí cerca, en su idioma "pajaril" otros desde más allá le contestaban. Era una comunión de cantos. Él pensó si serían verderoles, o serían jilgueros. Quizás el típico cantar del mirlo en las mañanas, cuando amanecía, precursor del buen tiempo. Sintió una sonrisa interior. </div>
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Una punzada de hambre lo distrajo de su ensueño. Era un leve retortijón en el interior de su estómago. Una sensación conocida que lo alertaba avisándolo de que ya era hora de desayunar. Y aunque esa sensación lo distrajo, intentó no prestarle atencion. Puso todo su interés en la sensación que ahora invadía su ser, el aire fresco en contraste con la piel caliente de su rostro ruborizado por el sol. La temperatura de su ropa bañada por el mismo calor de ese sol y la sensación de amodorramiento. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxMJuuzc75P0H1gVNi4Dm2zr6F1kclb-448SDQhxccLXabHlBErknhPs_EKrwfisR7zCDJWWNPP9N0ij_elp-ISQtohOtmd_wwWwXCV9JwK-SCsokoyGjb8AUGfpPWWXqs2Hc0Fl5dkaTE/s1600/images-3.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxMJuuzc75P0H1gVNi4Dm2zr6F1kclb-448SDQhxccLXabHlBErknhPs_EKrwfisR7zCDJWWNPP9N0ij_elp-ISQtohOtmd_wwWwXCV9JwK-SCsokoyGjb8AUGfpPWWXqs2Hc0Fl5dkaTE/s400/images-3.jpeg" width="400" /></a>Notó el zumbido de un insecto y el leve cosquilleo al posarse en su frente. Lo sintió caminar por su piel y no pudo evitar lanzarle un manotazo para ahuyentarlo. Ese gesto lo distrajo finalmente de su estado casi de trance. Al abrir los ojos pudo ver una preciosa abubilla posada frente a la rama de un árbol cercano, con su cresta iridiscente y su brillante plumaje de colores y motas. El ave lo miro con ojillos asustadizos y al instante y de un salto, emprendió el vuelo.</div>
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La vio alejarse velozmente en vuelo raso primero, y elevándose enseguida hacia el bosquecito de enfrente. Tal como vio alejarse al bonito pájaro, un vacío se generó en su interior. Era como si el vuelo del ave hubiera marcado el final de un tempo silencioso. Se quedó mirando ensimismado el bosquecillo colindante, hasta que desperezándose lentamente, dió por finalizado ese momento de encuentro consigo mismo. Ese momento de encuentro con su ser.</div>
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<span style="-webkit-text-size-adjust: 100%;"><span style="color: #b45f06;">SÁMSARA</span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-39253362458938706952017-02-21T21:00:00.000+01:002017-02-21T21:03:45.667+01:00El Sofá. SÁMSARA<div>
Dejó caer todo su peso sobre el mullido cojín del sofá, con la seguridad de que éste lo recibiría sin rechistar. De hecho en ningún momento se le había ocurrido la idea de que eso no fuera a ser así. Había realizado ese gesto cientos de veces, quizá miles.</div>
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Generalmente llegaba al área del salón donde se hallaba la televisión, daba un último paso que lo llevaba a plantarse entre la mesita auxiliar y su querido sillón y con un calculado e imperceptible giro de tobillo generaba una ligera oscilación que le permitía caer en rápido vuelo raso hasta las profundidades aterciopeladas del cojín que tantas y tantas veces lo había recibido. </div>
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El sofá soportaba todo su peso, sin posibilidad de réplica ni opción de defensa ante el impetuoso devenir de las circunstancias, siendo éstas, en este caso: el peso de su culo.</div>
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Jamás se hubiera podido plantear que ese tan suyo y automático gesto fuese posible ponerse en entredicho, pues aplicaba como muy propio el pleno derecho de someter a su inconsciente voluntad, al inerte objeto que lo acogía de modo tan sumiso.</div>
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Pero aquel día, mientras aún no había completado tan mecánica maniobra, mientras volaba a escasos centímetros de su confortable y mullido objetivo, tuvo un pensamiento de lucidez. Fue como un repentino flash de consciencia. Se vio a si mismo realizando ese salto mortal sin red que lo lanzaba por unos instantes al vacío y prestó atención al inminente momento del suave e inevitable aterrizaje.</div>
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Y llegando con sus sentidos alerta al momento del previsible impacto y tomando absoluta consciencia del momento que estaba viviendo. Sintió la oleada de placer que ascendía desde sus nalgas hasta su espinal dorsal para transmitirse hacia su mente en oleada casi erótica provocada por la liberación que en su neurología se generó al saberse recibido en toda su humanidad. </div>
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Un suspiro profundo de satisfacción surgió desde lo mas profundo de su interior, antesala del descanso posterior a la intensa actividad del día casi ya consumido.</div>
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Una vez más su rincón favorito acogía al exhausto guerrero. Su sofá querido de nuevo se dispuso a abrazarlo y a sostenerlo sin rechistar. Él había cumplido con sus tareas, había trabajado duro, luchado por sus objetivos y ahora era el momento de volver a exhalar un plácido suspiro liberador de la tensión acumulada.</div>
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La única cosa que estaba sucediendo diferente al resto de cientos, quizás miles de ocasiones, es que ahora se estaba dando cuenta de que ese cotidiano momento, estaba ahí para él, para su uso y disfrute.</div>
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Se dispuso a experimentarlo sin limitaciones. Estiró las piernas, mientras sentía como la energía atorada se liberaba en direccion a sus extremidades. Abrió sus brazos en cruz, acompañando el gesto con un inmenso bostezo que intensificó lanzando un lánguido gruñido de placer.</div>
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Como tantas veces, fijó su mirada en el mando de la tele y alargó la mano con la intención capturadora de hacerse con él, como si de un trofeo se tratara. Se disponía a mover los dedos en precisa combinación con el propósito no consciente de buscar su canal preferido. </div>
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Esta vez, sin embargo, no acabó de realizar el gesto. Algo en su interior lo paró. Ahora estaba consciente de sus automáticos movimientos, y se dispuso a permanecer quieto. En intensa observación del NO hacer nada. </div>
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El silencio era intenso, la percepción de sus sentidos se hizo aguda, su consciencia del momento cobró intensidad.</div>
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Experimentó un momento mágico de silencio allá donde debiera haber ruido, un momento mágico de observación allá donde debiera haber ceguera. Experimentó un momento de confort en su cuerpo, allá donde debiera haber tensión. Todo lo que le rodeaba cobró intensidad por el mero hecho de tomar consciencia y observarlo. </div>
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Era una sensación extraña por tan poco usual, a pesar de estar ubicado en el lugar donde tantas y tantas veces había permanecido anestesiado por la televisión, amodorrado por el cansancio, abatido por el inexorable paso del tiempo.</div>
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Respiró hondo una vez más, y tomo la determinación de permanecer conectado con sus sentidos durante un buen rato. Esa noche ya no encendió la televisión, y disfrutó del acogedor momento que le ofrecía la vida. </div>
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Se prometió que a partir de ahora, antes de abandonarse al ordinario hábito de desenchufarse de la vida, efectuaría un acto de conexión con su esencia, y permanecería presente en observación de los mensajes que su profundo Ser estaría dispuesto a revelarle.</div>
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<span style="color: #cc0000;">SÁMSARA</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-21837795577543763302017-01-21T14:28:00.001+01:002017-01-21T17:27:20.540+01:00El pastel. SÁMSARA<div>
Era delicioso. Pequeños destellos en su mente intentaban descifrar la composición porque era algo incongruente. Le llamaban Carrot Cake, pero no encontraba el sabor de la zanahoria por ningún lado. La tarta no sabía a la zanahoria cruda recién sacada de la tierra, con ese sabor característico difícil de definir, con su textura astillosa y dura y ese aroma de resina. Tampoco sabía a la zanahoria cocida, casi insípida y de textura blanda que se deshace al masticar. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTugWDO4llHOjk4sLlH8BJ6okmNWPITGqamkKCAS_DOwxDNJzBFlL1-p3icjibRDFh0CIP6gL0gQsI1mxdzsC2wg57Y29AGAZ0pagb89fENa04MWK0hcJHSbP4xN-zplBzYGfm5-v_GyWL/s1600/979e07cf9a09d7d50176d24a8171007a.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="341" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTugWDO4llHOjk4sLlH8BJ6okmNWPITGqamkKCAS_DOwxDNJzBFlL1-p3icjibRDFh0CIP6gL0gQsI1mxdzsC2wg57Y29AGAZ0pagb89fENa04MWK0hcJHSbP4xN-zplBzYGfm5-v_GyWL/s400/979e07cf9a09d7d50176d24a8171007a.jpg" width="400" /> </a></div>
Eso fue lo primero que le sorprendió cuando probó el pastel de zanahoria. Hace ya un tiempo, aunque no mucho, pues no era una receta originaria de su país.¡Pero que rico y bueno era! Ahora mismo estaba degustando un trozo de deliciosa tarta de zanahoria, con su café caliente en una de sus cafeterías preferidas: la “Bakery". Miró a su alrededor mientras la saboreaba. Mezcló y ancló en sus conexiones neurales la decoración “cool” muy en tendencia del local, junto al sabor del pastel. </div>
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Pero seguía sin encontrarle el sabor a zanahoria. Ese simple pensamiento le hizo sonreír para sus adentros. Elevó los hombros, casi sin darse cuenta, mientras fruncía la boca en un gesto de despreocupación y se entregó al placer sublime de la mezcla de sabores.</div>
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Encontró algo de canela, el agradable dulzor del azúcar, la ligera acidez de la crema que recubría la tarta y ahora si, prestando mucha atención, sintió los ligeros trocitos de zanahoria. Los sintió en el tacto de su lengua y sus dientes, y encontró un ligerísimo y casi imperceptible sabor dulce y tierno. ¿Sería la zanahoria? ¿Sería algún fruto seco? Si, nueces. Eran nueces.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT-HGuDeer3i1d7vxCM0vdX7C4AaRxOD5rGBMf55Ph-GuCkRT29uWuRI1qoclq8QGPw_vlm9VHEezodgyRSdwbzszOkHnV3AEcVCYEU-xdgQtTraU1twRK8I9w8Dht3EauIBhf69MVps0Z/s1600/Best-Carrot-Cake.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT-HGuDeer3i1d7vxCM0vdX7C4AaRxOD5rGBMf55Ph-GuCkRT29uWuRI1qoclq8QGPw_vlm9VHEezodgyRSdwbzszOkHnV3AEcVCYEU-xdgQtTraU1twRK8I9w8Dht3EauIBhf69MVps0Z/s400/Best-Carrot-Cake.jpg" width="400" /></a>No había acabado de experimentar ese mar de sensaciones, cuando le dio un sorbo a su café largo sin azúcar. El contraste qué sintió fue vivificante, fue un golpe estimulante para sus papilas gustativas. El amargo calor del café barrió sin ambages la dulce sensación que le había dejado el trocito de pastel. Sintió como desde lo más profundo de su ser surgió la necesidad de repetir ese momento. Sólo había una manera de hacerlo, ni siquiera lo reflexionó, sino que fue un acto automático y mecánico del que no pudo sustraerse o evitar.</div>
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Volvió a repetir un bocado del Carrot cake y un sorbo de café. Distrajo su mirada alrededor suyo, y no prestó atención a ese acto reflejo. Tragó el bocado, dio un sorbo al cafe, no tan caliente ya y entonces a los pocos minutos, quizás tres o cuatro, se dio cuenta que no había sentido lo mismo. No era la misma explosión de sabores que había sentido antes. </div>
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Razonó y entonces comprendió que no había prestado atención a ese bocado, que había cometido un acto mecánico y al darse cuenta se le ensombreció ligeramente el talante, pues supo que ese bocado glorioso, intenso, lleno de untuoso placer, suavidad y dulzura, mezclado con lo caliente de la amargura de su taza de café, se había marchado para siempre. Un instante vivido plenamente, que nunca mas volvería a experimentar.</div>
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Al darse cuenta de eso, se prometió ser consciente de esos momentos para no abandonarse a lo mecánico de lo cotidiano. Sabía que no podría cumplir su promesa siempre, que los hábitos son los hábitos, pero al menos lo intentaría. </div>
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SAMSARA </div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-53034291915962906392016-12-21T14:35:00.001+01:002016-12-22T19:00:34.013+01:00La Bolita. SAMSARA<div>
Las llamas envolvían al tronco como si siguieran el ritmo de una melodia romántica, a veces lo abrazaban y a veces discurrían de arriba abajo formando una hipnótica danza que lo tenían absorto en sus pensamientos vacíos. </div>
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El crepitar y las pequeñas chispas que se elevaban aquí y allá a lo largo del hogar de fuego lo sumergían en una especie de modorra cautivadora a la que se había sometido sin ofrecer resistencia, dejando sus pensamientos a un lado y centrándose en sus sentidos y las percepciones que desde ellos le llegaban.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwnHP0YZHJPYXTfQ89TRjFa6esz3iX-ZM4531vpp5ux-SCa3nMCVL176KpVwtvfDldirHBZtzFXUhCs5C7zhcLPW2a5_Bp0ByOC-QLKiay3mdCdkW9TTuhrPzdNLXlt6gJX9LVW890gtbT/s1600/IMG_1715.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwnHP0YZHJPYXTfQ89TRjFa6esz3iX-ZM4531vpp5ux-SCa3nMCVL176KpVwtvfDldirHBZtzFXUhCs5C7zhcLPW2a5_Bp0ByOC-QLKiay3mdCdkW9TTuhrPzdNLXlt6gJX9LVW890gtbT/s400/IMG_1715.jpg" width="400" /></a></div>
Junto al chisporroteo de las llamas sobre la madera seca, se escuchaba a veces un ligero silbido al escaparse el aire desde el interior de los troncos, el olor del humo le evocaba momentos de su niñez, cuando su padre encendía el hogar allá en la casita de campo familiar a la que acudían los fines de semana. </div>
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El olor del fuego tenia esa cualidad que le llevaba a tiempos pasados, milenarios y tribales. El calor que sentía en su cara era rojizo, intenso, tenía esa cualidad amorosa que le transportaba al mimo materno, a la caricia cálida que todo niño reclama para sí. La piel se le secaba al permanecer tan cerca del fuego, se le enrojecía, y le picaba frente a ese calor extremo. Tuvo que acomodarse y alejarse un poco.</div>
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Bebió un sorbo del té que se había preparado, precisamente poniendo una tetera de hierro forjado sobre las brasas. Sintió el aroma del té caliente al acercar su taza a su boca, y se mezcló con el olor del fuego, la madera ardiente, las ascuas y el humo. Era una combinación intensa de aromas, a los que se sumó el sabor del cardamomo, la canela y el gengibre. Bebió, degustando la infusión especiada. </div>
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Sus sentidos se estaban llenando, y una sensación de placida felicidad le embargó en ese instante. Definitivamente la modorra lo venció, se quedó ausente un tiempo indefinido, dejándose acurrucar por el calor, el aroma intenso de las especies, el sonido arrullador del fuego. De repente un sonido agudo lo sacó de su letargo. No supo cuánto tiempo quedo con la mente en blanco, pero si fue consciente de lo placentero del momento. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi66Bc9ty9Ma7GiixJ5yQcAmur2sR4uK6VMGRmnuSOjqR7LDSwnD8f9pe6czVn5ErQlpXfla6SjoS85MJj80i9mwBUFPiHhjsrF2udxogHxtYt2VgvzRYc0OGlxWZOht-p7UBKJs9mruKL9/s1600/IMG_1716.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi66Bc9ty9Ma7GiixJ5yQcAmur2sR4uK6VMGRmnuSOjqR7LDSwnD8f9pe6czVn5ErQlpXfla6SjoS85MJj80i9mwBUFPiHhjsrF2udxogHxtYt2VgvzRYc0OGlxWZOht-p7UBKJs9mruKL9/s400/IMG_1716.jpg" width="400" /></a></div>
No tuvo que girarse a ver que sucedía, pues supo enseguida cuál fue el origen del sonido que lo transportó al momento presente. Fue un sonido como de campanillas repiqueteando. Rápidamente dedujo que era una de las bolitas del árbol de Navidad que había a su derecha. Esa bolita ya había caído antes porque el hilo que la ataba a la ramita del abeto, que él y su mujer habían decorado con tanto cariño y esmero, estaba defectuosa.</div>
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Al fin, se desperezó, estiro sus brazos y se levantó. La cara le ardía y tenía ahora demasiado calor. Resopló para liberar algo del calor interno que sentía y buscó con la mirada la bolita rebelde. Ahí estaba, reluciente a pocos pasos suyos, refulgiendo por el reflejo de la luz de las bombillas navideñas y por el reflejo de las llamas del hogar.</div>
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La recogió con cuidado y se dispuso a devolverla de nuevo al árbol navideño de la que se había caido. Mientras hacía de nuevo un pequeño nudo y sonreía para sus adentros, feliz por disfrutar de ese momento.</div>
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SAMSARA</div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-9372674942794495682016-11-21T13:08:00.002+01:002016-11-21T14:07:53.831+01:00El abrazo. SAMSARA<div>
Su lengua rosada, caliente y viscosa caía a un lado de sus puntiagudos dientes, y sus ojos alocados la miraban con insistencia. No pestañeaba ni un instante mientras posaba toda la atención de su mirada en su cara. Jadeaba intensamente soltando pequeñas gotitas de saliva por su bocaza, y ella podía sentir el ligero olor a comida que despedía su tibio aliento.</div>
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La encontró tumbada en el sofá, se había quedado dormida y él la despertó dándole golpecitos con el morro. Había llegado su hora, y él la reclamaba obstinadamente. Por lo visto no podía esperar ni un minuto más y se avalanzó sobre ella y empezó a lamerle la cara, mientras meneaba la cola con desespero y obstinación. El rabo iba dando golpes desde la mesita de centro a la base del sofá. Tap, tap, tap...</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHVtkX7ge_S8LSK_iAbYfC5LO-mZCcwmRNbWZCmpKy2SyvP-0JGTlAvAt5oMCGV1Jr34a_4QnjHtxxawhVuDqEwE-q-LNTkC-Y1QoEBvEbEJOJ4PtInCLBdghFjcyb4T_tEM8_wY8s9v7X/s1600/mitos-perros-boca.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHVtkX7ge_S8LSK_iAbYfC5LO-mZCcwmRNbWZCmpKy2SyvP-0JGTlAvAt5oMCGV1Jr34a_4QnjHtxxawhVuDqEwE-q-LNTkC-Y1QoEBvEbEJOJ4PtInCLBdghFjcyb4T_tEM8_wY8s9v7X/s400/mitos-perros-boca.jpg" width="400" /></a></div>
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Es como si todo su perruno cuerpo le insistiera: —¡Vamos a la calle! ¡Vamos, que es tarde!—. Ella se desperezó y empezó a acariciarle esa cabezota tan suya. Sintió su pelaje hirsuto y duro al tacto en la cabeza que se hacía más suave a medida que la mano descendía por el cuello y el lomo. El color canela de su pelaje brillaba limpio y cuidado. Ella sentía un profundo amor por ese perro. Antes de su llegada, cuando era un cachorro, jamás se hubiese podido imaginar que un animal pudiera ser tan querido, sin embargo ahora lo consideraba parte de la familia. Su pequeña familia: ella y su inseparable perro.</div>
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Lo cogió por los carrillos y le levantó los belfos. Le apretó el morro con sus blancos y largos dedos. Le quedó una mueca dibujada. Los dientes largos le sobresalían formando una sonrisa grotesca y animalesca (nunca mejor dicho). Los ojos le seguían insistiendo, mientras se deshacía del apretón que ella le estaba imprimiendo. Le chupó la mano, mientras intentaba también lamerle de nuevo la cara. Y a ella le entraron ganas de reír. La hacia muy feliz tenerlo allí, haciéndole siempre compañía, la tarde de ese sábado de otoño. Lo abrazó y estrujó, mientras le susurraba palabras cariñosas y juguetonas.</div>
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Él se zafó de nuevo del abrazo, y se impulsó hacia atrás, invitándola a seguirlo. Empezó a dar ansiosas vueltas sobre sí mismo, para invitarla a levantarse. Finalmente ella hizo el gesto de alzarse y el animal salió disparado hacia el final del pasillo, indicándole, de ese modo tan peculiar y característico, el camino hacia la calle.</div>
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El animal ya no podía esperar más y se impulsó cuan largo era poniendo las patas sobre el pecho de ella. Casi la tira al suelo. Tuvo que flexionar sus rodillas para no caer, quedando finalmente abrazados ambos. Animal y ser humano, fundidos en un abrazo intenso lleno de alegría y espontaneidad. Ella sentía resbalar entre sus dedos el caliente y suave pelaje perruno, sentía el olor característico del animal y el frenético bamboleo de su cola, que hacia zimbrear todo su cuerpo. De nuevo una súbita sensación de alegría, gratitud y amor le sobrevino desde el fondo de su alma. Lo sintió y se emocionó, lo abrazó con más fuerza, mientras el muy animal, se escurría de nuevo, en dirección a la puerta. —¡Vamos! ¡Vamos! ¡A la calle!- le dijo él. </div>
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Ella lo escuchó perfectamente, se sobrepuso y lo siguió, con una dulce sonrisa en su boca.</div>
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SÁMSARA</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/09532244412732955089noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1923301073773845250.post-20404511946665423912016-10-21T09:04:00.001+02:002016-10-21T09:36:18.017+02:00El Ruidito. SÁMSARAHabía un ruidito persistente. No obedecía una pauta concreta. Parecía más bien que su ritmo era aleatorio, o al manos él no había encontrado un patrón concreto.<br />
<br />
Estaba recostado tranquilamente en el sofá donde le gustaba sentarse a leer de vez en cuando. El ligero e insistente repiqueteo lo había distraído de su lectura, y lo llevó a mantenerse alerta a la escucha. Por eso, cerró el libro, y permaneció atento.<br />
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Hacía poco que había dejado de llover, era una mañana de finales del verano, un día festivo, y parecía que el sol se abría paso entre las nubes y entraba tímidamente por la ventana a través de la persiana veneciana.<br />
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El curioso ruidito lo producían las gotas al caer al suelo desde el tejado. Quizá era por eso que sonaban de un modo difícil de predecir, puesto que eran distintos sonidos, aunados y amortiguados por la separación que creaban los cristales y los anchos muros de la casa.<br />
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Dejó paulatinamente de escuchar el tintineo de las últimas gotas de la lluvia que se escurrían por el tejado, y empezó a escuchar un gruñido en su interior, a la altura de las tripas. Quizás tenía hambre, o estaba haciendo aún la digestión. No importaba, su atención estaba siendo absorvida por la observación de sus propios sonidos. Curiosamente empezó a sentir una emoción profunda al hacerse consciente de su sonido interior.<br />
<br />
Sintió un zumbido en sus oídos, o ¿era un silbido? Sonaba continuado, por encima y más allá del rugido de su estomago. Era prácticamente inaudible, pero ahora a él le pareciera que sonara con una fuerte intensidad. Como si sólo pudiera oír esos sonidos. Empezó a maravillarse.<br />
<br />
Escuchó el bombeo de su corazón. Dudum... dudum... casi se sobresaltó. Sintió el fluir de la sangre a través de las arterias de su cuello, imaginó el rojo elemento discurrir en rítmicos impulsos a través de su carótida. Le vino a la mente esos documentales de las tardes dominicales.<br />
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Estaba fascinado, casi asustado, del universo que era capaz de construir con solo prestar atención al sonido de su interior. Ahora se generaba una sinfonía de fluidos, fricciones, percusiones, sordinas, que le transportaban a un mundo dentro de otro macromundo. Un mundo de intenso palpitar que se generaba al prestar atención a su interior.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtT9DhDhXQR23EPU32SD179aLSGX2pTpPiXWMDDQqIT3i85GG4J3o1p_KzPGfRHLGBPvvRbyrTc7JDmGP4nfVcOO-w0o6LPpi0NENShSW3k3cKpEwhGCLDwAmM2zYtpgT4A428gJZsNnnT/s1600/AdobeStock_73349809.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtT9DhDhXQR23EPU32SD179aLSGX2pTpPiXWMDDQqIT3i85GG4J3o1p_KzPGfRHLGBPvvRbyrTc7JDmGP4nfVcOO-w0o6LPpi0NENShSW3k3cKpEwhGCLDwAmM2zYtpgT4A428gJZsNnnT/s400/AdobeStock_73349809.jpeg" width="400" /></a>Escuchó otros sonidos a lo lejos, como en la distancia, alguno le parecieron cotidianos, como el runrún de la nevera, o unos críos en la calle, la puerta del garaje del vecino, pero se escuchaban lejos, como en otro lugar, pues él solo tenía focalizada su atención hacia los sonidos que escuchaba dentro de si. Era realmente revelador, era mágico.<br />
<br />
El aire friccionaba desde sus pulmones hacia los orificios nasales al salir, y entraba con fuerza generando otro matiz en el soplido. La humedad y el frescor en el ambiente habían congestionado sus mucosas, y un ligero gorgoteo aparecía al inspirar. Se sintió maravillado mientras escuchaba el ligero ruido que hacía su cabello cuando apoyó su cabeza sobre el respaldo del sofá, era un ligero chisporroteo. Quedó fascinado por lo simple, delicado e íntimo.<br />
<br />
Un mundo nuevo se construía cuando invertía intencionadamente la polaridad de su observación, al balancear la atención de sus sentidos desde el exterior hacia el interior, y a medida que ejercía ese mágico giro aparecía ante si un universo desconocido y fascinante por lo simple, cercano y al alcance que lo había tenido siempre. A la corta distancia de un simple vuelco en la escucha. De un simple giro en la observación.<br />
<br />
Así, descubrió el sonido de su interior.<br />
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SÁMSARA<br />
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